- Política
Ante la pronta recuperación que viene teniendo en su salud, Damián Mendoza Ordóñez confirmó que va con todo por la presidencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN) y considera que es la persona idónea dada su juventud y experiencia desde las bases partidistas desde hace 16 años.
El chiautempense que superó una cirugía neuronal y cuya recuperación física superó expectativas tras tres semanas de abandonar el hospital, dice que el momento es el propicio para contender una vez más ya que la vida le ha dado una nueva oportunidad que “voy a aprovechar”.
Quien fuera colaborador en la naciente administración municipal en Tlaxcala de Adolfo Escobar, dijo que con propuestas frescas y concretas, junto con la unidad, catapultarán al panismo tlaxcalteca a recuperar la gubernatura en2016, pero antes, lograr triunfos por diputaciones federales en 2015.
Pero lo primero – manifestó – quiere demostrar es que goza de buena salud, por ello camina por la ciudad sarapera para acabar con las especulaciones de su estado de salud. Luego, viene ocuparse en pensar cuál será su estrategia en la campaña interna.
Independientemente de los resultados del 18 de mayo próximo por la renovación de la dirigencia nacional del PAN, en la que él está a favor de la reelección de Gustavo Madero, su trabajo debe ser con el panismo tlaxcalteca, convenciéndolos de que es la mejor opción en el proceso interno que seguramente se desarrollará en junio y en el que la participación de la militancia será fundamental.
Mendoza Ordóñez recordó que hace tres años también participó por la dirigencia estatal pero fue vencido por el “calderonismo”; sin embargo, hoy las circunstancias son distintas y el piso será parejo para convencer a los poco más de tres mil militantes que tendrán la posibilidad de votar, y es ahí donde se ve con ventaja porque sabe y le gusta hacer campaña.
Por lo pronto, las cosas en orden, viene la renovación nacional e inmediatamente la estatal, donde buscará el cobijo de los panistas más que de los grupos del panismo para obtener la victoria, sin que eso signifique una fractura en el partido; después, una operación política para fortalecer a unidad y la estrategia electoral para las contiendas que se avecinan.