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  • Lorena Cuéllar Cisneros/ Senadora de la República
Opinión de la Senadora Lorena Cuéllar respecto a la red de prostitución que hay en el PRI.

El día de ayer, con base en una investigación de una reportera de la Primera Emisión de Noticias MVS, se difundió el reportaje con el título de “Red de Prostitución al Interior del PRI-DF”.

Sería ocioso repetir aquí lo detallado de la información que se presentó en ese medio informativo, y de cómo el Presidente del PRI del D.F. reclutaba por medio de su personal administrativo de confianza, en las oficinas del ICADEP (Instituto de Capacitación y Desarrollo Político del -Comité Ejecutivo Nacional del PRI), a jóvenes mujeres entre 18 y 32 años de edad, para que “atendieran las necesidades sexuales” de su jefe; eso sí, incorporándolas a algunas de las nóminas de alguna de las oficinas de ese partido.

Una vez más, la indignación de los mexicanos se convierte en el único recurso. Parece que se nos exige nos acostumbremos al cinismo y que contemplemos como una normalidad el abuso del poder.

El cinismo es la constante, ejemplos hay muchos: “mátalos en caliente” decía Porfirio Díaz; “el orgullo de mi nepotismo” nos recetó Portillo; “política ficción” afirmó Salinas; “orgullo priista” sostiene Peña Nieto; y ahora “falso de toda falsedad” se escuda Cuauhtémoc Gutiérrez.

Desde aquí les digo a mis compañeros senadoras y senadores de la República; la Cámara Alta no puede simular que estos hechos son triviales. ¡No, no nos conformemos a la sola indignación ni nos acostumbremos a la normalidad del cinismo!

Es necesario exigir a quién corresponda que en este caso de la llamada “Red de Prostitución del PRI del DF”, consecuencias reales y contundentes con los responsables.

Todos nos asqueamos con lo que periodísticamente quedo demostrado, gracias al trabajo de Carmen Aristegui y su equipo de noticias. Cuauhtémoc Gutiérrez comete serios delitos, al explotar sexualmente a las mujeres que con engaños llevan a oficinas que son pagadas con presupuesto público.

El PRI, repite la misma historia, para salvar de la cárcel a su fiel lacayo. Destituye o da “licencia” de los cargos, para después premiar.  Así lo hicieron con Elizabeth Morales, ex alcaldesa de Jalapa y quien fue “premiada” con la dirigencia priista del estado Veracruz, pese a ser señalada por desviar recursos públicos para la campaña de Enrique Peña Nieto.

También hicieron lo mismo con Humberto Moreira, ante el desfalco de 33 mil millones de pesos a Coahuila y tras haber empeñado años el desarrollo del estado. El PRI nacional lo “destituye”, para cubrirlo, lo solaparon y no ha pagado por su crimen.

Otro ejemplo de ese cinismo institucionalizado, es evidente en la figura del benefactor de Peña Nieto, el exgobernador Arturo Montiel se enriqueció durante su mandato en el Estado de México con 600 millones de dólares, según ha afirmado su exesposa y abogados, y nadie le toca ni con el pétalo de una rosa.

Por eso, con esta red de complicidades, ¡no me sorprende que Enrique Peña Nieto se diga orgulloso de ser priista! Así lo dijo el pasado 4 de marzo, renunciando a su papel de hombre de estado, para convertirse en comparsa de su partido.

El día en que la comparsa cobra su precio ha llegado, Peña Nieto y el priismo nacional deben responder por esta presunta red de prostitución y trata en las oficinas del PRI.

Hago un respetuoso llamado a mis compañeros senadores para no permitir que una vez más se atrincheren en la estética del discurso y negar para sí y para los demás las acciones que nos ofenden.

A la derecha mexicana le decimos también que es momento de que exijan se conozca lo que pasa en la derecha del priismo y que digan hacia donde deben dirigir la acción, si deben continuar ocultando sus fechorías bajo la alfombra o que si deben cortar de tajo e imponer la rectoría republicana sobre todas las cosas.

A quienes desde el poder económico han impuesto a fieles servidores, este día les decimos que México no merece ese trato, no merecemos esa clase de líderes políticos.

Acudo también a las buenas conciencias del PRI – que las hay- para decirles que honren el origen social de la revolución mexicana, que es posible un mejor país. Es necesario que esclarezcan con la justicia el caso de su “distinguidísimo militante”, Cuauhtémoc Gutiérrez.

Nuestra gente está cansada hasta el hartazgo, de la corrupción de los servidores públicos, del actuar de muchos de los que se hacen llamar políticos, de la delincuencia organizada y de la trata de personas, delitos estos últimos que podrían, entre otros, tipificarse derivados  de los hechos que nos ocupan.

Es el momento de que el gobierno en el poder, dé una señal clara de que la ley se aplica a todos; que no solamente la usa para quitarse de encima a personas que les incomodan o que les estorban en el logro de sus más oscuros intereses.

 

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