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Calpulalpan, Tlaxcala.- Considerado como un hecho inédito en la historia de la tradicional festividad en honor al santo patrono de Calpulalpan, San Antonio de Padua, que según registros, cuenta con una antigüedad de más de 125 años, este viernes 13 de Junio, al celebrar dicha festividad, se interpretaron las tradicionales mañanitas, al filo de la medianoche, con la participación de la cantante Internacional Manoella Torres.
Ante un lleno impresionante, dentro de la parroquia y en el atrio de la misma, donde se colocaron pantallas gigantes, con la finalidad de que nadie se quedara sin disfrutar de este histórico evento, realizado a iniciativa del Presidente Municipal, Vicente Hernández Roldán.
En punto de las 00:00 Horas de este día, la cantante, acompañada de mariachi, interpreto al unísono con los casi 5 mil de presentes, las tradicionales mañanitas, para continuar cantando sus éxitos que a través del tiempo aún perduran en la memoria de los asistentes que corearon cada una de sus interpretaciones por más de una hora y media.
El Alcalde de Calpulalpan, Vicente Hernández Roldán, sostuvo que este es el resultado del trabajo conjunto entre autoridades Municipales, eclesiásticas y el comité de feria, que han puesto todo su empeño en realizar una festividad patronal diferente, con muy buena aceptación de visitantes y pobladores de este Municipio.
Previo a este acto, en el atrio parroquial, se contó con la emotiva participación de los “Voladores de Cuetzalan” a las 23:00 horas, quienes desde temprana hora realizaron el ritual de los hombres-pájaro, con una vistosa ceremonia cuyos orígenes se remontan hasta la época prehispánica.
Dicho ritual se efectúa con música y danza en la que se ruega a los dioses por abundantes lluvias desde lo alto del tronco, para que las oraciones sean escuchadas, para asegurar buenas cosechas gracias a la protección de sus dioses benefactores.
La ceremonia se ejecuta con cuatro danzantes-voladores representando a los puntos cardinales y un “caporal” representando al centro del universo, que subirán a un tronco o mástil previamente escogido para la ocasión e incrustado en el suelo, en el que se encuentra una base de madera llamada “tecomate”, la cual es el aparato giratorio y principal punto de apoyo de los participantes.
El “caporal” toca el tambor y una flauta desde lo alto del mástil mientras realiza una pequeña danza y coordina el ritual, al mismo tiempo los voladores saltan al vacío sujetados por cuerdas amarradas a su cintura dando 13 vueltas cada uno, la que multiplicadas por los cuatro hombres-pájaro dan el número 52, que era el número de años que duraba un siglo en el calendario prehispánico.
El vuelo de estos valientes hombres simboliza la caída de la lluvia y su vestimenta está relacionada con el sol, el arcoíris y la primavera en forma de flores, plantas y aves bordadas en sus prendas, además de que el color rojo de su indumentaria simboliza la sangre de los danzantes que han muerto al realizar este ritual sagrado.