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El diputado Serafín Ortiz Ortiz consideró que cambiar el concepto de Seguridad Pública en el país, es un disfraz que ha sido copiado de manera tardía a otros países, sin embargo siempre se ha llegado tarde, aunado a que el sistema de seguridad en México a nivel mundial está en desuso y ha servido solo para hacerse ver como el gran juez autoritario.
Durante su exposición que realizó en tribuna durante la sesión ordinaria de este jueves, resaltó que la reforma de orden nacional para desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y trasladarla a la Secretaria de Gobernación (Segob), cuyo eje del mantenimiento de esta propuesta es exactamente esa adecuación a nivel estatal. El problema es de mayor dimensión.
“En principio, el asunto de la función de Seguridad Pública del Estado, es un asunto en el orden nacional y no sólo local, con matices autoritarios. Seguridad Pública es una función de Estado de auto constatación del poder”, resaltó el jurista.
Explicó, que el concepto de Seguridad Pública; “es un concepto de vieja data en desuso en el mundo, y los mexicanos por un mimetismo o copiado de leyes de otros países siempre llegamos tarde a las reformas”.
Dijo además, que la función de Seguridad Pública, depositada esencialmente en la función ministerial y la función policial, entró en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos en 1994; “y del 94 para acá se ha ido estructurando primero, una Coordinación de Seguridad Pública Nacional, ahora un Sistema Nacional de Seguridad Pública y el concepto Seguridad Pública, como función de Estado, está en desuso en el Mundo”.
El ex rector de la UAT, detalló que en otros países nadie habla de Seguridad Pública, porque; “Seguridad Pública tiene un tufo Nazi, Nacional Socialista. Las primeras leyes de Seguridad Pública en el mundo emergieron y se promulgaron en las entreguerras; la Ley Prusiana de 1934, la Ley Italiana, también de Seguridad Pública, de la década de los 30´, son leyes fascistas, son leyes nazis”.
Sin embargo, resaltó que en México sucede, que; “cuando ya tenemos las respuestas, nos cambiaron las preguntas, y en este sentido he criticado y he publicado varios libros y he hablado en el Congreso federal afirmando que entramos por un camino equivocado”.
“En México debe hablarse de Seguridad Ciudadana, de Seguridad del Gobernado o de Seguridad Humana pero no Seguridad Pública”, sentenció.
En ese sentido, consideró que de las entidades hacia el Congreso federal se pueden enviar propuestas de rectificación del rumbo, de ahí que propuso a la LXI Legislatura que se excite al Congreso federal para que; “no es un asunto de prurito conceptual, que se cambie Seguridad Pública por Seguridad Ciudadana, sino que es un asunto de fondo”.
Durante su intervención, explicó que Seguridad Ciudadana quiere decir, habilitar los espacios públicos para que el gobernado pueda disfrutar del libre ejercicio de libertades y derechos, de ejercitar el uso de su patrimonio, no auto constatación del Estado.
Incluso resaltó, que; “la mayoría de los gobernados le temen a la policía, porque se siente la autoridad y el persecutor del gobernado y esto no puede continuar así en México ni en Tlaxcala. Nosotros debemos desmontar, como una entidad libre y soberana, este concepto e impulsar que en México se retome el rumbo”.
“Pero además esto se amalgama con Derechos Humanos, son conceptos absolutamente contradictorios; Seguridad Pública, como ya dije, auto constatación de Estado y de poder; Derechos Humanos, protección de Derechos fundamentales”.
Ortiz Ortiz, demostró su experiencia jurista al citar; “aquí una incoherencia en el orden federal: en 2012 se promulgo la Ley contra la violencia y la delincuencia, y se involucra a la comunidad y las actividades comunitarias en medidas de prevención, y voy a dar lectura al artículo número 8 que a la letra dice de esta Ley de prevención de violencia y la delincuencia promulgadas hace escasos dos años”.
Dijo al respecto, que; “la prevención en el ámbito comunitario, pretende atender los factores que generen violencia y delincuencia mediante la participación ciudadana y comunitaria, y comprende la participación ciudadana y comunitaria en acciones tendentes a establecer las prioridades de la prevención mediante diagnósticos participativos, es decir, la comunidad debe participar para saber qué tipo de seguridad debe tener y el mejoramiento de las condiciones de seguridad de su entorno”.
“Eso quiere decir que el gobierno debe estar preocupado en que la comunidad tenga menos índices de violencia y de delincuencia, no que se perfeccione un sistema policial que proteja los intereses de Estado y de Gobierno”, sentenció.
Tras dar una catedra a sus compañeros diputados y a los asistentes a la sesión, sostuvo que; “no es sólo el tema del título: Seguridad Ciudadana-Seguridad Pública. Yo no le entro a este tipo de superficialidades, sino a un análisis de fondo”.
Resaltó además, que en México, todas la leyes hoy llamadas de Seguridad Pública y el famoso Sistema de Seguridad Pública deben denominarse de Seguridad Ciudadana, de Seguridad del Gobernado o de Seguridad Humana; “porque hemos llegado muy tarde, casi 60 años después de las reformas de las primeras leyes, hoy inexistentes casi en todos los países del mundo, y nosotros seguimos aquí abanderando el tema de Seguridad Pública”.
“No estoy en contra de la propuesta que se ha leído en cuanto a que la Secretaría de Seguridad Pública entre a formar parte de la Secretaría de Gobierno, ese es un asunto instrumental, eso es de menor interés, el asunto es la función que el Estado despliega, y es hora de que empecemos a ser sensibles”, asentó en su lectura.
Sin embargo, puntualizó que afirmar que la policía y el Gobierno están para servirle a la sociedad; “la comunidad debe también tener participación no sólo en la selección de quienes deben ser policías, sino también en su evaluación y buscar perfiles adecuados de sujetos que presten seguridad al gobernado, porque no es lo mismo hablar de la policía de Tijuana que la de Tlaxcala o la policía de Acapulco, ni la misma función que realizan los elementos abocados a esa seguridad, que insisto debe ser Seguridad Ciudadana”.
En consecuencia, consideró que la Legislatura de Tlaxcala debe motivar, a través de los mecanismos legales existentes, para enviar al Congreso federal una propuesta de cambio, no del tema conceptual, sino esencialmente adicionado a ello, la función que debe cumplir la policía, porque; “en este error ya caímos desde el 94 a esta fecha en abanderar todo un discurso de Seguridad Pública que no le abona ni a los Derechos Humanos ni al respeto a los derechos fundamentales ni a la búsqueda de paz social, no de orden público, porque el orden público también es una categoría en desuso que en este momento ninguna constitución del mundo, salvo la mexicana, mantiene la idea de orden público que nadie sabe qué es”.
Por lo anterior; “hoy postulo que se haga un proceso de reversión cultural en materia legislativa, porque de las entidades han salido muchas propuestas que ilustran a los diputados federales de poca lectura y poco conocimiento, y excitarlos a que retomen el rumbo de proteger a los gobernados, no ser servidores del Estado para auto constatar el poder público y el ejercicio del mismo”.
Al ejemplificar, dijo que; “el policía dice yo soy la autoridad y no es cierto, el policía debe ser nuestro servidor, y decirle al policía protégeme, cuídame, ve porque ahí están robando, están asaltando, y no al revés”.
No obstante, en México, la relación que existe entre gobernado y policía es que la mayoría de los gobernados le temen a los policías, cuando se supondría que en caso de riesgo, el gobernado tendría que acudir al policía para pedirle protección, y aquí sucede lo contrario, “esa relación de sentido y esa relación de comunicación entre policía y gobernado, hay en algún momento que revertirla, ya que el policía está para servirle al pueblo, no para atropellarlo, y eso que quede muy claro”, concluyó.