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Ciudad Juárez.— Con tan sólo 14 años Irving vivía el primer amor, una inocente relación de noviazgo con una compañera de la secundaria. Ese romance, sin embargo, lo llevó a la muerte, pues fue asesinado por otro joven estudiante, quien, invadido por los celos, decidió privarlo de la vida, ayudado por otros tres adolescentes.
Irving Reyes era alumno de la secundaria Altavista, apenas tenía unas semanas de haber ingresado al plantel, el cual se ve asolado por pandillas que suelen molestar a los estudiantes, según declararon padres de familia; ahí conoció a una alumna con la que comenzó a salir, pero Óscar Adán “N”, de 16 años e integrante de la banda Los Florencios, no estuvo de acuerdo con la relación que inició su ex novia.
Según las investigaciones de la Fiscalía Estatal, Óscar encaró en algunas ocasiones al joven, pero luego decidió darle un escarmiento.
La dependencia detalló que por las redes sociales lo contactó y le hizo creer que ya no le importaba lo ocurrido, y para demostrarle que hasta podían ser amigos lo invitó a tomar cervezas en un parque, para que convivieran un rato.
Sin saber lo que ocurriría, Irving aceptó la invitación y llegó al lugar. Ahí estaban Óscar, así como Miguel Ángel, de 15 años, y Juan José, de 16; todos siguieron el plan: platicaron, bromearon y bebieron con Irving durante un tiempo.
Le dijeron que se fueran a la casa de la abuela de uno de ellos, la casa estaba sola y tenían más bebidas; otra vez, sin dimensionar lo que vendría, aceptó. En tal sitio, se metieron a unas tapias abandonadas y comenzaron a ingerir “pastillas” y fumar mariguana. Envalentonado por los enervantes, Óscar comenzó a reclamarle por su noviazgo, y de las palabras pasó a los golpes.
Irving, un aficionado al futbol y de carácter afable, según recuerdan compañeros de clase, terminó rápidamente en el suelo tras ser golpeado en la cabeza con un bate de beisbol; Óscar lo sujetó del cuello con una manguera y comenzó a estrangularlo. Los otros tres ya sabían lo que tenían que hacer: comenzaron a patearlo y luego lo apuñalaron decenas de veces en el tórax.
Entre los cuatro cargaron el cuerpo. Llegaron a una tapia abandonada de la colonia Posta y lo enterraron en el patio. Después continuaron drogándose.
Así como citaron a Irving por las redes sociales, por esa misma vía anónimamente alguien dio aviso a los padres de lo ocurrido. La Fiscalía desenterró el cuerpo.
Óscar decidió entregarse a las autoridades; su padre y su abuelo lo acompañaron a un canal de televisión local, hasta donde llegaron policías ministeriales para detenerlo. Sus cómplices fueron capturados a horas del homicidio.
De acuerdo con la legislación vigente, los cuatro podrían alcanzar una pena máxima de 15 años en un centro de detención para menores.
Irving fue sepultado entre cientos de estudiantes que acudieron a darle el último adiós. "Nos vamos a encontrar mi amor", fue el grito de despedida de su madre frente al ataúd en el panteón.