- Salud
Entre ovaciones y otras muestras de reconocimiento por parte de distinguidos médicos, miembros de la Academia Nacional de Medicina de México y del Grupo Ángeles Servicios de Salud (GASS), Rogelio Herrera Lima, egresado de la Facultad de Medicina de la BUAP, subió al escenario del auditorio del Hospital Ángeles Pedregal para recibir la Beca a la Excelencia “Olegario Vázquez Raña”. Durante los cinco minutos que duró su discurso en la ceremonia celebrada en la ciudad de México, expresó: “Desde la infancia me inculcaron que la vida es una historia en la que somos los únicos responsables de lo fascinante que decidamos que sea”.
Tras mostrar un sobresaliente desempeño durante los cuatro años del programa de residencias y cursos de alta especialidad del GASS, en el cual participó, Herrera Lima se hizo acreedor de la Beca a la Excelencia: su pase para estudiar la subespecialidad en Radiología intervencionista, en el Centro de Diagnóstico y Terapia Endovascular y Endolumial, en España.
De entre 92 estudiantes que como él concluyeron esa etapa formativa, el egresado de la Facultad de Medicina de la BUAP fue el seleccionado; y Olegario Vázquez Raña, presidente del Grupo Empresarial Ángeles, el encargado de entregarle dicha distinción.
Sus años como estudiante y cómo decidió ser médico
Su vocación por la Medicina surgió desde muy pequeño, cuando disfrutaba uno de sus programas favoritos de la televisión: Doogie Howse, el niño doctor. Herrera Lima recuerda con satisfacción sus años como estudiante en la BUAP. “Fue fascinante, una de las etapas más importantes de mi vida. Ahí conocí a mi esposa. Una de las cosas que valoro mucho de mi Universidad es que por sus docentes aprendí que en la Medicina es importante ser paciente, pues es una profesión larga que requiere constancia y paso firme, así como la vida”, refiere.
Y agrega: “Para mí fue un gran honor decir en la ceremonia de graduación que soy un egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; fue algo muy emocionante, un logro más para la BUAP”.
Con este acto, el originario de Tlaxco, Tlaxcala, vio culminado un propósito que se planteó desde sus tiempos de estudiante. En la Facultad de Medicina divisaba un futuro profesional incierto por el elevado número de egresados que competían por un lugar en el mundo laboral, tan escaso como ahora.
No obstante, valores que tomó para sí de su alma máter, como la constancia y la paciencia, lo encaminaron hacia un entorno lleno de oportunidades en el que pudo cumplir el sueño de muchos estudiantes de Medicina: concluir la especialidad. Su estancia en el Centro de Diagnóstico y Terapia Endovascular y Endolumial, ubicado en España, donde estudiará la subespecialidad en Radiología intervencionista, es otro de los resultados.
La carrera de medicina, paso a paso…
En la opinión de Rogelio Herrera Lima, egresado de la Facultad de Medicina de la BUAP, para obtener la Beca a la Excelencia de la Fundación de Apoyo Ángeles no basta hacer las cosas bien durante la estancia médica: “es un todo” que engloba además trabajos publicados, congresos, intereses manifestados, perfiles claros, disposición y deseos de crecer.
“Yo creo que el hambre de crecer día a día, tener en la mente bien grabado lo que quieres hacer, te ayuda a dar con el siguiente paso”, comenta.
A esta lista agrega un factor importante: la suerte. No encontró palabra mejor para explicar la razón por la que muchos de los estudiantes de Medicina con calificaciones de excelencia, con puro diez, no pueden pasar el temido examen de selección para la especialidad, a diferencia de otros no tan buenos que pueden continuar en el camino de su preparación. Herrera Lima fue de aquéllos egresados “tipo normal”, dice, que se encaró a esta prueba con resultados muy favorables. Este fue su primer paso.
Ya en el último periodo de la residencia en Imagenología diagnóstica y terapéutica, tuvo la oportunidad de participar una rotación externa en el Centro de Diagnóstico y Terapia Endovascular y Endolumial (España), y por el interés reflejado lo admitieron para continuar con la subespecialidad. “La carrera no es difícil, más bien te exige constancia”; éste fue el segundo paso.
Sus dos hijos, quienes nacieron cuando Herrera Lima y su esposa, Susana, eran aún muy jóvenes, tampoco fueron un obstáculo, no obstante las necesidades económicas para la sobrevivencia de la familia: “Aunque sí ha sido difícil, nunca fueron una limitante. Al contrario, fueron un impulso para poder llegar hasta aquí”.
“Yo siempre quise hacer algo en el extranjero. Algo. ¡Pero vaya, nada es fácil! No obstante, si haces las cosas para que se vuelvan posibles, paso a paso, obvio se puede lograr. Cuando regrese de España me gustaría volver a la Facultad de Medicina de la BUAP, pero ahora como docente”, concluye el médico de 33 años, para quien la constancia, dedicación y esfuerzo trazan el camino que cada quien desea recorrer.