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Es producto de una voraz especulación que ha reducido el lecho, de 180 hectáreas a menos de 57, en medio de la inmundicia e irresponsabilida

La laguna de Acuitlapilco es una vasta acumulación de agua pluvial, sin otro tipo de recarga natural, aseguró el ingeniero Juan Cervantes Díaz, quien ha dedicado su vida al estilo de los sistemas hidrológicos del estado de Tlaxcala, su problemática y a tratar de encontrar solución a los mismos.

Calificó a dicho cuerpo de agua como “monstrenco”, lo que según estudios significa: sin recargas, ni desfogue.

Acuitlapilco redujo su extensión de poco más de ciento ochenta hectáreas a alrededor de cincuenta y siete, debido a la especulación en que decantó su lecho, tras un largo proceso que inicia con el reparto agrario y llega hasta la venta ilegal de lotes, expuestos a inundarse pues se ubican donde el agua de lluvia la recarga periódicamente, añadió el investigador.

Cervantes Díaz lamentó el crecimiento urbano sin planeación alguna, que afecta al lecho lacustre y al margen de la ley, pues quienes se ostentan como propietarios de casas y terrenos en dicha zona, carecen de la documentación legal que los respalde; son el resultado de largos procesos que mezclaron voracidad y latrocinio, sugirió.

Aún más grave resulta que hoy, Acuitlapilco es utilizada para verter aguas negras de comunidades enteras, fraccionamientos y descargas municipales.

Es un serio foco de infección, “un enorme depósito de agua contaminada, foco de infecciones y putrefacción, cuando su naturaleza nos remonta a aguas pluviales, cristalinas y llenas de vida”, sostuvo Cervantes Díaz.