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A unas horas de que culmine el periodo campañas y a cuatro días de las elecciones, todos los partidos, liderazgos y candidatos se dicen con posibilidades de ganar en las urnas e incluso contar con las mediciones “confiables” de las tendencias.
De tal o cual empresa, lo cierto es que las encuestas son fotografías del momento y casi siempre a modo de quien las manda a hacer y las hace públicas.
La misma situación se observa en los tres distritos con ligeras pláticas en persona o vía telefónica con coordinadores u operadores de candidatos, lo mismo panista, priistas, perredistas e incluso de la llamada “chiquillada”, quienes aseguran tener las preferencias más cercanas a lo que sucederá el 7 de junio.
La guerra de encuestas ha llegado a ciudadanos, comunicadores o no, del posicionamiento de los candidatos que se superan entre sí entre dos a cinco puntos, la mayoría colocados en el rango de los veintes, es decir, ninguno supera más del 30 por ciento de las preferencias.
Los métodos técnicos de algunas encuestas facilitadas no abarcan más allá de un universo de 400 a 500 personas de cada uno de los tres distritos electorales federales de Tlaxcala, empresas que aseguran tener una confiabilidad del 95 por ciento.