• Nacional
  • e-consulta
En México se acentúa la desigualdad entre familias pobres y ricas, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares.

El ingreso trimestral de los hogares en México cayó en promedio 3.5 por ciento en 2014 respecto a 2012, lo que corresponde a los dos primeros años del gobierno del presidente de Enrique Peña Nieto, pero en localidades con menos de 2 mil 500 habitantes, es decir, zonas rurales, el decrecimiento fue hasta de 6.6 por ciento, revela la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) 2014.

En promedio, los ingresos de cada hogar ascendieron a 39 mil 719 pesos por cada trimestre del año pasado, pero el 10 por ciento de los hogares más pobres (primer decil de la población) obtuvo sólo 7 mil 716 pesos, lo que representa la quinta parte del promedio nacional y 5.48 por ciento respecto a los 140 mil 783 de los ingresos trimestrales de los hogares más ricos, indica la Enigh, que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) lleva a cabo cada dos años.

De acuerdo con una nota del periódico La Jornada, la diferencia de ingresos entre los hogares ricos y pobres hubiera sido mayor de no ser porque las transferencias que recibieron los últimos, es decir, apoyos monetarios o en especie a través de programas sociales gubernamentales como Oportunidades, instituciones privadas e incluso a través de remesas, subieron su participación de 37.7 en 2012 a 43 por ciento en 2014 en el total de los ingresos monetarios.

Fue una cifra superior al 34.5 por ciento que aportaron las remuneraciones del trabajo asalariado a los ingresos totales. Además, casi la quinta parte (19.8 por ciento) de los recursos de los hogares rurales provinieron de dichas transferencias del gobierno, instituciones privadas o de otros hogares.

En ocho de los 10 elementos que conforman los ingresos de los hogares, y de los cuales 79.6 por ciento son monetarios y 20.4 por ciento no monetarios, hubo caídas que oscilaron desde 8.2 por ciento en los recursos obtenidos por trabajos independientes hasta el desplome de 69 por ciento en renta de propiedades.

Hasta en los ingresos no monetarios hubo retrocesos: en el autoconsumo fue de 8.2 por ciento y de 22.2 por ciento en las remuneraciones en especie, en cambio, sólo tuvieron incrementos de 7.2 por ciento el trabajo remunerado, y el alquiler de la vivienda en 0.7 por ciento.

A su vez, el gasto promedio de los hogares mexicanos decreció 5.1 por ciento en el mismo periodo, al pasar de 36 mil 438 a 34 mil 583 pesos, en contraste con el crecimiento de 7.2 por ciento registrado entre 2010 y 2012.

El promedio nacional de gasto de los hogares en alimentos, bebidas y tabaco fue de 34.1 por ciento, pero entre la población más pobre se elevó hasta 50.7 por ciento, y entre los más ricos sólo de 10 por ciento.

En cambio, en educación y esparcimiento los hogares con los ingresos más altos destinaron 20.6 por ciento de sus recursos y los más pobres sólo 5.6. Por mes, los ingresos de los hogares más pobres sólo llegaron a 2 mil 572 pesos por mes u 85.7 pesos diarios, mientras en los hogares más ricos y que concentran 35.4 por ciento del total de ingresos de México, fueron de 46 mil 927 pesos al mes o mil 564 por día, es decir 18 veces más respecto a lo captado por los más pobres.

Con los resultados de la Enigh 2014, el coeficiente de Gini, con el que se mide la desigualdad o inequidad en la distribución de ingresos en la población en una escala del uno al cero, se mantuvo en un nivel similar al de la anterior encuesta e incluso fue ligeramente menor en 2014 al ubicarse en 0.438, en tanto en 2012 fue de 0.440, según el Inegi.

Entre más cerca se ubique un país del nivel uno del coeficiente de Gini mayor desigualdad de ingresos existe entre su población, en tanto el cero corresponde a la perfecta igualdad. Como referencia baste decir que Dinamarca tiene un coeficiente de 0.247 y Namibia de 0.707.

México se encuentra casi a la mitad del coeficiente en 0.438, pero el mismo Inegi acota que este coeficiente refleja el efecto de las transferencias en la distribución del ingreso, ya que el Gini antes de las transferencias fue de 0.491, que ayudan a mejorar el nivel de Gini que alcanza el país.

Heredan muertos deudas fiscales

El epitafio “Descanse en paz” puede estar en entredicho si la persona que falleció dejó entre sus pendientes algún adeudo con el fisco. De ser así, familiares, apoderados o representes legales deberán hacer frente a estos compromisos.

A diferencia de otro tipo de créditos como bancarios o hipotecarios, en los que una vez que se acredita el fallecimiento de la persona ya no existe ninguna responsabilidad sobre nadie, deberle a la autoridad fiscal es un asunto que seguirá vigente.

Según otra nota del diario El Universal, el socio de Litigio Fiscal de Deloitte, Juan Carlos Roa, dijo que, vivo o muerto, las obligaciones fiscales se mantienen efectivas.

“No desaparece de su lista un contribuyente que pueda tener una responsabilidad frente a las autoridades fiscales del historial que viene uno manejando; si tiene una auditoría abierta o créditos pendientes de pago está registrado, y cuando hay una circunstancia relevante como la muerte no desaparece en automático el adeudo”, explica el especialista.

El Servicio de Administración Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda procederá a ver si se puede liquidar el adeudo mediante la herencia o recursos que haya dejado la persona fallecida, y hasta que quede satisfecho, entonces dará de baja del padrón al contribuyente.

La Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon) logró recientemente ayudar a una persona para que el SAT ya no le cobrara los impuestos a su madre fallecida y cancelara su registro del padrón de contribuyentes.

La mujer murió en 1998 y aun así la autoridad continuó enviando cartas para que presentara sus declaraciones bimestrales.

La Prodecon reconoce que este tipo de casos y quejas llegan a sus oficinas con frecuencia.

El director general de Quejas y Reclamaciones de Impuestos Federales de la Prodecon, Luis Alberto Placencia, menciona que en este año han atendido cuatro casos relacionados con el tema, que son pocos porque la gente no sabe que el Código Fiscal de la Federación establece que las obligaciones fiscales siguen aún tras la muerte y existe un procedimiento para que un tercero pueda dar de baja el registro del fallecido ante el fisco cuando ya no haya nada pendiente.

Actualmente se realizan programas de difusión para que se conozca el modo rápido y sin costo de cancelar el RFC por defunción, el cual recientemente se flexibilizó, con lo que se podrán ahorrar gastos por juicio testamentario.

Refiere que la cancelación automática del RFC procede cuando se trate de contribuyentes sin obligación fiscal, asalariados, los inscritos en el Régimen de Incorporación Fiscal y los que tengan ingresos por intereses o dividendos cuando se presentó la suspensión de actividades.

Las autoridades hacendarias han destacado el crecimiento del padrón de contribuyentes en los últimos años; sin embargo, no dan información sobre cuántos se dieron de baja ni las cancelaciones por defunción, lo que a decir de especialistas debe transparentarse.

Cifras del SAT detallan que tiene registradas 4 mil 755 cancelaciones de RFC por defunción en 2014.

Juan Carlos Roa dice que cuando fallece un asalariado o quien tiene ingresos por honorarios existe una facilidad para que un tercero interesado presente el aviso de cancelación de RFC, pero si está obligado a presentar declaraciones periódicas en esas circunstancia se van a seguir generando impuestos, aun a pesar del fallecimiento del contribuyente.

Contribuyentes están temerosos

Los contribuyentes del País tienen miedo de ser sancionados por el Servicio de Administración Tributaria  y así se lo han hecho saber a la propia autoridad.

De acuerdo con las últimas cifras de percepción de riesgo de los contribuyentes del fisco, cada vez un mayor número de pagadores de impuestos temen que se les imponga una multa o se le sancione por no haber cumplido cabalmente con sus obligaciones tributarias.

Ya sea por faltar a la declaración de impuestos o algún otro tipo de trámite, 40 por ciento de los 700 contribuyentes encuestados en el primer trimestre por el SAT declaró que consideran algo o muy probable ser sujetos de alguna sanción de la autoridad.

Se trata del porcentaje más elevado desde el segundo trimestre de 2012, que consideró que el fisco podría imponerle algún castigo.

Según otra nota del periódico Reforma, algunos contribuyentes dijeron que el mayor número de herramientas con las cuenta el SAT para vigilarlos y localizarlos es un factor para considerar que hay más riesgo actualmente de ser sancionado.

Los datos del SAT indican que esa percepción está bien fundada.

Por ejemplo, en el periodo enero-mayo de 2015, el fisco contactó 27 millones 133 mil 182 veces por distintos medios a los contribuyentes para que cumplieran con sus obligaciones.

Tan sólo en mayo, el número de contactos fue 6 millones 949 mil 432 veces, una cifra histórica, de acuerdo con los registros del SAT.

Ese mes, el fisco mandó un millón 732 mil 770 cartas, 4 millones 886 mil 813 correos electrónicos, mil 835 telemensajes, 297 mil 12 mensajes de texto, 17 mil 434 requerimientos directos y 13 mil 568 requerimientos de entidades federativas.

Tags: