• Huamantla
  • Pedro Morales
Indigna que cuatro toros escaparan del circuito y sembraran el terror en las calles, en rueda de prensa se darán datos oficiales.

En esta edición de la Huamantlada todo fue diferente, pero las emociones, las carreras, los sustos y la adrenalina estuvo a tope, los gritos de emoción, los tres cohetones, las revolcadas, la furia de los toros al salir de los cajones, fueron 25 en eta edición en 17 circuitos, más de 300 mil almas colmaron los burladeros y las azoteas.

En esta edición de 2015; se detonan graves fallas en la seguridad al escapar cuatro toros por las calles, al saltar las vallas y escapar sembrando el terror por las calles de la ciudad porque la gente no esperaba esta emergencia.

Mujeres, ancianos y niños así como transeúntes no daban crédito a sus ojos, un toro pasó libre frente a la basílica de la Caridad, uno más en pleno centro de la ciudad y otro más por la periferia, sin que los pudieran someter.

Sin embargo del responsable de Protección Civil del municipio, Gerardo Espinoza dijo que solo fue un toro y que lo demás fue sicosis colectiva, ya que el toro fue muerto y que no es cierto los reportes, videos y fotografías que circularon en las redes.

Información preliminar del comando de seguridad ubica a una persona lesionada del sexo femenino y a gente que sufrió caídas y raspones, en espera de los reportes oficiales de los cuerpos de socorro.

La noche anterior, durante la colocación de los burladeros el comportamiento fue diferente,  fue toda una fiesta que se prolongó hasta minutos antes del festejo, todas las medidas de seguridad posibles fueron adoptadas.
 
Desde muy temprano una multitud se fue reuniendo en las calles, desde las ocho de la mañana comenzaron a ocupar sus lugares, había en algunos lugares hasta tres niveles, de cien, doscientos y  hasta trescientos pesos.
 
Los vendedores hicieron presencia, cada minuto cuenta para ganar un dinero, lo mismo que en las casas, había de todo y para todos, lentes para sol, gorras con cuernos, bigotes, pestañas, paliacates rojos con los logotipos de la Huamantlada.
 
Antojitos para todos los bolsillos, los aficionados ganaron presencia, los maletillas llegaban de todos lados, de estados circunvecinos, de los pueblos y las comunidades, llegaron puntualmente a la cita.
 
Los integrantes de la Peña Taurina ya se encontraban reunidos, con sus camisas blancas, pantalones de mezclilla, su paliacate al cuello se mantenían vigilantes, con la experiencia que da los años.
 
Un grupo de cuatro jamaiquinos llamaron la atención con sus tambores, una guapa mulata acaparaba las miradas, era notoria la presencia de turistas que llegaban por primera vez a esta suelta de toros en las calles.
 
Ahí, frente al Museo Taurino se llevó a cabo la tradicional ceremonia con la oración de la Huamantlada, para solicitar el amparo de la Virgen de Nuestra Señora de la Caridad.

 Y retumbó el primer cohetón, los nervios aumentaron, ya para ese entonces a las once y media de la mañana, ya los burladeros y azoteas estaban al tope, comenzaba a fluir la adrenalina.
 
En tanto llegaba y llegaba más gente, en su mayoría jóvenes, en grupos, solos o en pareja, algunas mujeres con sus hijos, la vendimia estaba en su apogeo cuando tronó en el cielo el segundo cohetón.
 
Como por arte de magia la multitud se dispersó, comenzaron los sustos y las carreras, sobre todo de las mujeres que ya no hallaban como salir del encierro, en verdad estaban encerradas y casi sin poder salir.
 
No faltan nunca los maldosos que las hacen entrar en pánico, corren de momento y les gritan… ahí viene el toro, entonces hace su aparición el terror, pero no corren ningún peligro, aunque es parte de la diversión, ver desde lejos los toros y el corre corre de la gente.
 
Y de manera implacable el tercer cohetón avisa que los 27 toros serán sacados de los cajones, salen enfurecidos, embistiendo lo que se mueva, ahí es cuando empieza la fiesta, se quedan los más valientes y los no tanto.
 
Salen los toreros que llevan dentro quienes están dentro de los encierros, algunos lo hacen sin medir el peligro, otros ya saben a lo que van, pero no les tienen miedo a los toros, por muy grandes que estén.
 
Y comienzan los oles, hay quienes con su valentía y su capote sacan hermosos pases a los toros, por un momento alcanzan la gloria de las grandes figuras de la tierra como las de “El Pana”, Rafael Ortega Uriel Moreno el Zapata, quien será la estrella que brille en la corrida de la Huamantlada.
 
Los que se sienten matadores o toreros, son quienes se lucen ante los gritos de las mujeres, mientras los ebrios no miden el peligro, se confían y en la arrancada de los toros, casi siempre salen perdiendo.
 
La falta de respeto a los toros se ha dado por los jóvenes alcoholizados, les jalan la cola, les avientan cerveza y en la primera mitad de este festejo no se tenían noticias de heridos graves.
 
La lista de los heridos será dada a conocer a las tres de la tarde en el Hospital General de Huamantla, pero mientras no acabe el tiempo fijado, que es de aproximadamente una hora, los lesionados y poli contundidos son llevados a los puestos de auxilio.
 
Al sonar el primer cohetón para culminar el festejo, con los toros en manada, muy cansados, solamente se reportan dos heridos trasladados a la Cruz Roja y uno más que fue trasladado al Hospital General de Huamantla, por haber recibido una cornada en el abdomen.

Pero  al encierro de los toros, es cuando más peligro corren los maletillas, los toros toman fuerza y no se dejan meter a los cajones, las emociones fueron muchas en los 17 circuitos.

Los toros dieron juego, la gente se divirtió, la gente se queda picada, el ganado se cansa, ya es imposible seguir con la Huamantlada, habrá que esperar hasta el año que entra, para mostrar la valentía, para las emociones y para volver a vivir nuestra tradicional Huamantlada.