• Tlaxcala
  • Pedro Morales
Se acabó la quimera del “Sueño Americano”, deportaciones, asesinatos y secuestros lo han convertido en “La Realidad Mexicana”

La mazorca del endurecimiento de las medidas de seguridad en las fronteras con Guatemala y los Estados Unidos, las bardas anti migrantes, la creciente presencia de las bandas de los Mara Salvatruchas.

De ahí se desgranan los maíces podridos del narcotráfico que mata y secuestra, de los abusos de las policías federal, estatales y municipales, los accidentes y las enfermedades que ocurren cada día a bordo del tren “La Bestia”, hacen cada día hacen más difícil acceder al “sueño americano”, que ya se cambia por el “sueño mexicano”.

Migrantes centroamericanos han visto cerradas las puertas, llegan a la estación de Ferrosur de Apizaco, con la esperanza de seguir su viaje, de alcanzar su sueño, pero la triste realidad de las barreras asesinas los ubica en su realidad.

BALAS ASESINAS

Otros han encontrado la muerte, unos de manera misteriosa, otros a manos de presuntos vigilantes o policías que los paran con sus balas asesinas.

Muchos han sido deportados, tras ser aprehendidos en su estancia ilegal por la Border Patrol, son miles, muchos van de regreso, pero otros se quedan a la aventura, ya no les importa ni su familia, no quieren regresar a su pesadilla.

Sin embargo el flujo no, para unos por tren, otros por carretera, pero lo cierto es que miles de ciudadanos de Guatemala, Honduras, El Salvador y otros países centroamericanos e incluso de Europa no paran de llegar

Es el caso de David Alexander Durán Zometa, de El Salvador de 25 años de edad quien narra que salió hace más de cinco meses de su país de orí gen, salió en mayo empujado por la delincuencia y la violencia en las calles.

Recuerda que su aventura inició al dejar a sus padres, hermanos a su esposa y a su hijo, era empleado postal, pero el dinero ya no alcanza, más bien el hambre de la barriga y el hambre por lograr algo en la vida fueron sus motores.

Indica que en Guatemala, con su documento de identidad puede transitar libremente y para ingresar a México, no hay de otra, hay que cruzar de manera ilegal, sin documentos.

Explica que se ingresa a México lejos de las fronteras, por los llamados puntos ciegos, confía que su progenitora es policía, dos hermanas, una doctora, la otra enfermera, su padre murió cuando tenía 20 años.

Su hijo tiene ocho meses de nacido, sin embargo se decidió a buscar, al principio a ciegas, sobre lomos de “La Bestia”, salió de Tenosique, tabasco, hasta llegar a Veracruz.

EL VIACRUSIS

En Veracruz comienza mi tragedia, porque desde que salimos de Tabasco, transcurrieron dos días, sin probar alimento, siempre a bordo del tren que no paraba, nunca paraba.

La llegada fue con mucha hambre, demasiada y lo primero que encontè fue un pollo rostizado, todo me lo comí, pero estaba en mal estado y casi de inmediato enfermé de vómito y diarrea.

Y tardé nueve días para llegar a Apizaco, al albergue de “La Sagrada Familia”, en ese tiempo sin probar alimento, no lo consentía, no paraba la enfermedad, llego deshidratado, se me atendió desde el primer día, el primero de junio.

Mi cuerpo ya no reaccionaba como tenía que reaccionar, una doctora ques dentista me atendió, todo un día con suero, la recuperación fue lenta, las defensas estaban bajas y alguien me contagió de tuberculosis.

La enfermedad agravó, al grado de bloquear el pulmón izquierdo, un gran dolor en el pecho apareció de pronto, me llevaron al hospital regional de Tzompantepec, donde permanecí 27 días.

Y como es un delito para el hospital tener ingresado a un migrante, me pidieron que saliera, no sin antes pagar el tratamiento, la estancia y la alimentación, pero yo no tenía dinero.

Fue gracias a quien se preocupa por los derechos de los migrantes, que a través de su ministerio de la salud pagaron todo, pero en el momento de salir del hospital, fui aprehendido por agentes del Instituto Nacional de Migración.

Me iban a deportar de inmediato, pero intervinieron elementos de Un Mundo Una Nación y del albergue de la Sagrada Familia, quienes advirtieron a las autoridades que mi vida corría peligro si hacían ese movimiento.

¿Y la tuberculosis?

DA.- Ya me la habían controlado, pero no me podían dar de alta, por estar en manos de los de migración, estaba en sus manos y no permitían que me soltaran, porque estaba latente la deportación.

Así las cosas, luego me trasladaron al hospital de Contla, donde transcurrieron otros veinte días hospitalizado, porque se mantenía la vigilancia estrecha de migración, que no permitía mi traslado a la casa del migrante en Apizaco.

Luego vinieron reuniones donde acordaron que estaría en custodia y resguardo de la Iglesia, de la Diócesis de Tlaxcala y eso fue un gran alivio, todo quedó en susto, luego de la experiencia terrible de viajar en La Bestia.

 LOS MARAS NO PARAN

Al subir los maras exigen cien dólares para abordar el tren, si no pagas te acuchillan, te matan o te tiran del tren en movimiento, son varios los que atacan y los encargados de las ejecuciones.

A las mujeres, sin importar su edad las violan constantemente, les pegan y a muchas se las llevan para venderlas en los antros, para meterlas de lleno a la prostitución, nadie ayuda, todos son complicidades.

 Y eso de los secuestros, es cierto, no ha parado, es el principal terror de quienes vienen de Centroamérica, hay dos versiones, la primera es que los secuestros son para sacar dinero a la familia.

Pero la otra y más terrible es que te secuestran y te llevan a una especie de centros de concentración, en lugares inaccesibles, donde entrar al trasiego de droga, a empacar y el que entra nunca sale, por eso son miles y miles de gente desaparecida.

¿Por eso ya no viajan tanto en el tren?

DA.- Sí, es muy peligroso y si a los maras y los narcos le sumas la violencia de los agentes del INM y de la Policía federal, delas policías estatales y sobre todo de los abusos de los elementos municipales, el panorama es aterrador y desalienta al más valiente, no hay escape, es angustioso saber que ya no vas a regresar.

Por eso ahora viajan en carretera, hay protección, los polleros te guían por medio de celulares, ellos jalan a la gente que se encuentran en el camino, pero al final te entregan a los narcos, de todos hay que cuidarse, te quitan tu dinero y la vida.

No hay manera de denunciar lo que pasa, muchos e quedan en el camino, otros se regresan por falta de recursos y quieren regresarse, por eso se acaban los sueños y las ilusiones.

Yo he visto pasar, en cinco meses, a mucha gente para arriba, pero a los pocos días esa misma gente va de regreso a su país de origen, ya no es como antes, todo es más difícil.

Al llegar a la frontera, las bandas te exigen el pago de tres mil 500 dólares, para intentar pasarte del otro lado, pero la verdad es que no te pasan, te dejan en un punto que intentes pasar, lo peor es que si llevas dinero, entonces te secuestran.

 Eso pasa al final del viaje, ya en la mera frontera te secuestran o te matan, y la gente del tren te cobra, hay vigilantes que te bajan, pero no te pegan, ni te cobran, esa es la verdad.

Quiero dar gracias a Dios porque él toca los corazones, el que pone a la gente adecuada y buena, para que a uno le ayude, porque en mi caso en Apizaco me he topado con mucha gente muy buena.

En la casa del migrante, en las casas en donde nos han donado ropa, zapatos, alimentos, a los doctores, al ministerio de salud en mi enfermedad, me dan medicina gratis, despensa y estoy muy agradecido.

 Y solo le pido a Dios, que nunca pasen por lo que yo he pasado… es todo lo que puedo comentar.

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