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  • Pedro Sierra
A Mariano y a su hijo, los dejaron fuera del proceso sucesorio de 2016, pero insisten en enturbiar los acuerdos.

El gobernador Mariano González Zarur, colocó al PRI en su peor escenario electoral. Ordenó a su subordinado Ricardo García Portilla, enrarecer el acuerdo de unidad tomado ayer en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, anunciando su separación de la diputación federal, con el ánimo de participar en un registro, del que se sabían excluidos.

Información CEN, revela que tanto González Zarur, como sus pupilos, Ricardo García Portilla, Marco Antonio Mena Rodríguez y una sorpresiva Anabel Alvarado, carecen de cualquier posibilidad para participar en el la estrategia de unidad.

“Ningún recomendado del gobernador de Tlaxcala será tomado en cuenta”, fue la expresión de rechazo a la que dichos personajes se enfrentaron en la sede priísta de Insurgentes.

Una entrevista pagada en Excelsior intenta posicionar de último momento a Guadalupe Sánchez Santiago, hecho que el CEN del PRI también desconoce, confirmaron fuentes del partido.

González Zarur, está llevando a su partido a un escenario de derrota electoral, “una equivocación más de Mariano, significa la llegada de la panista Adriana Dávila, en primera instancia; luego de la perredista Lorena Cuéllar, así como de la morenista Martha Palafox Gutiérrez”, es un reporte del CEN tricolor al cual el reportero tuvo acceso.

Ni Ricardo García Portilla, ni Marco Antonio Mena Rodríguez, se han separado de sus respectivos cargos de diputado federal y local, respectivamente. Ambos votaron en recientes sesiones, Ricardo avaló el presupuesto de egresos 2016, y Marco Antonio, participó en la aprobación de la reforma electoral.

Este grupo está haciendo juego sucio a su partido.

En ese contexto trascendió que este martes, Mariano González Aguirre, hijo del gobernador de Tlaxcala y el diputado local, Marco Antonio Mena, permaecieron hasta la madrugada en uno de los bares de la ex hacienda la Escondida, en Huamantla.

Allí, despotricaron contra la exclusión determinada por el CEN, “cerraron la cantina y supusieron que nadie los escuchaba”.

La sucesión quedó fuera de las manos de Mariano González, pero este no ha entendido el riesgo que corren él y su hijo. Ambos, con delicados expedientes que, ante el caos que generan, los tienen con un pie en la cárcel. Y el partido (el PRI) no va a defenderlos, señalaron en la sede de Insurgentes.