- Apizaco
Apizaco, Tlaxcala.- Nunca mejor forma de celebrar los 150 años de fundación de esta ciudad que con un triunfo netamente tlaxcalteca.
No sólo fue el encierro de la legendaria ganadería de Rancho Seco en el que hubo de todo, pero predominando la toreabilidad de algunos de los astados, sobre todo el primero, que tuvo, además, mucha calidad.
Sino que los dos toreros de la tierra, el matador José Luis Angelino y el novillero Gerardo Rivera, salieron en hombros tras haberse repartido cinco orejas.
Una pena que el invitado de honor a la celebración, el español Pablo Hermoso de Mendoza, fallara con el rejón de muerte, dejando ir un buen triunfo.
El caballista navarro a su primero, que fue emotivo, le hizo una faena variada y emocionante. Y con su segundo, ante un animal que se quedó parado, su labor fue de gran mérito; no obstante el público que registró una buena entrada le ovacionó con fuerza.
Angelino mantiene su tono triunfal porque, además de estar toreando con gusto y temple, la suerte suprema la ejecuta con facilidad, así le sucedió en su primero mientras que en su segundo dio vuelta al ruedo.
Rivera anda hambriento de triunfo y con dos faenas, en las que lo mismo hubo faenas de reposo y variedad, consiguió cortar una oreja al primero de su lote, que mereció el arrastre lento, y las dos al que cerró plaza que fue ovacionado.