- Zacatelco
Son dos semanas que el empresario del transporte de personal lleva ya como presidente municipal de Zacatelco y a esa distancia ha evidenciado que para dar resultados no es solo con buenas intenciones como se pueda legitimar sino con resultados que prometió en campaña.
A 15 días de gobierno, el diputado de la LXI Legislatura quien es recordado por no saber ni siquiera leer cuando hizo uso de la tribuna, ha tenido que hacer uso de la fuerza pública al no tener la capacidad de lograr acuerdos y darle prioridad al dialogo que a la violencia.
La necedad, prepotencia, pagos de facturas e ignorancia es lo que distingue a ese peculiar político a quien lo que menos le importa es la ideología política ya que hoy puede ser del PRI, del PAN, del PT y actualmente del PRD con tal de saciar esa sed de poder que le ha dado impunidad en sus actos que ha protagonizado al amenazar a todo aquel que no congenie con sus ideales políticos.
Gente cercana al perredista, asegura que cuando Orea es abrazado por los efectos del alcohol ya embrutecido y con pistola en mano ha llegado al grado de encañonar a sus más cercanos colaboradores ya que es cuando enfrenta su triste realidad luego de haber disgregado a su familia por su forma violenta de ser.
Aunque es muy pronto para hacer una evaluación, ya pasaron dos semanas y el risueño Tomas no puede con el encargo que una mínima parte de zacatelquenses le encomendaron a través del voto popular y el tema de la inseguridad amenaza con salirse del control.
Su incapacidad para gobernar el Corazón del Sur la ha justificado con inconformidades de un grupo de trabajadores que le heredó Paco Román a quienes no les pagaron sus salarios ni prestaciones lo cual de no atenderse a la brevedad le provocarán una grave afectación a las arcas del municipio por las más de 100 demandas que por despido injustificado ya se alistan.
En ese breve recuento, las cosas en Zacatelco para su mala suerte de Tomas comenzaron mal y difícilmente tomaran un rumbo diferente, situación que refleja la necedad y el complejo de un alcalde que no sabe diferenciar entre manejar un microbús y gobernar un municipio.