• Municipios
  • Pedro Sierra
Los brotes de violencia en Ixtenco y Tepetitla podría ser el detonante de conflictos en otros municipios

Los estallidos de violencia en Ixtenco y Tepetitla muestran que la ingobernabilidad por la inseguridad, la precaria situación económica y las diferencias políticas, podrían ahondarse ante la falta de  sensibilidad de las autoridades locales y la inminencia de las elecciones federales y locales que se realizarán el próximo 1 de julio.

En Ixtenco surgió la violencia por la inconformidad de grupos antagónicos al presidente municipal, Miguel Ángel Caballero Yonca, quienes auspiciados por la síndico Lucía Rojas González y en su afán de reprobar cualquier tipo de acción del edil, fueron caldeando los ánimos hasta tomar las oficinas municipales y evidenciar el rechazo a la actual administración municipal.

El gobierno local priísta hizo creer a Caballero Yonca que podía y debía retomar las instalaciones, sin embargo, el día que pretendió asaltar la presidencia municipal fue abandonado a su suerte en lo que pareciera que fue un acto a propósito para evidenciar el error del edil de un partido que conforma la coalición que apoya a Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Al descontento que empezó con grupos políticos antagónicos se le sumó la población que en muchos de los casos sin saber el motivo de fondo, iban enfurecidos contra los elementos de diversas corporaciones policíacas de municipios vecinos, lo que derivó en un enfrentamiento que puso en tensión al último bastión de la cultura Otomí en el estado.

Se presume que hubo provocadores con la única intención de incentivar más el enojo de los pobladores y que se presentara la confrontación ante la inacción de la Secretaría de Gobernación (Segob) para contar con los datos certeros que le permitieran dar golpes de precisión y desactivar este conflicto que en un principio afectó la imagen del alcalde seguidor de AMLO pero que ahora golpea al gobierno  estatal priísta.

El día de ayer la población pero ahora del otro extremo del estado (Tepetitla), mostró el hartazgo por los altos índices delictivos que se viven en la región y decidieron golpear a conocidos malandros y quemar sus vehículos como señal de que no tolerarán más que las autoridades no actúen aun cuando saben quiénes son los que delinquen en la total impunidad.

Nuevamente brotó la violencia ante la incapacidad de reacción del estado y la ineficiencia de la Segob, luego de que cinco personas participaran en el robo a una tienda de autoservicio en la zona límitrofe entre Puebla y Tlaxcala en la comunidad de Villalta.

Los hampones huyeron tras el atraco a la tienda y comenzó la persecución que los llevó hasta el domicilio de los delincuentes en Tepetitla, en donde fueron retenidos y golpeados por los pobladores que ya había denunciado a las autoridades a estas personas sin que hubiera respuesta por parte del gobierno.

Responsabilizando a cuatro sujetos y una mujer de otros delitos cometidos en la zona, los vecinos de Tepetitla dieron un escarmiento a los hampones, los que tuvieron que ser rescatados por elementos de la policía estatal para llevarlos ante un Ministerio Público (MP).

En el lugar donde se refugiaron los asaltantes, encontraron paquetes de drogas y armas, lo que fue decomisado por personal del Ejercito Mexicano, mientras los pobladores hicieron justicia por su propia mano y sacaron cuatro vehículos del domicilio para prenderles fuego.

La incapacidad de la actual administración fue evidenciada una vez más con el suicidio de la niñera golpeadora en las instalaciones femeniles del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Apizaco, en donde extraños sucesos denunciados por los familiares de la joven, refieren que la mujer pudo ser asesinada.

La violencia que se ha detonado por el hartazgo de la población podría agravarse aún más con las elecciones federales y locales en puerta, así como por la ineficiencia de la administración estatal para detener conflictos que han sido derivados de omisiones por parte de las autoridades.

Tags: