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Tal y como se esperaba, nuevamente los verdaderos militantes de Morena fueron excluidos de los cargos de dirección de su partido cuando este día los 30 nuevos consejeros de Tlaxcala decidieron designar al ex priista Carlos Augusto Pérez Hernández y la ex diputada local del PES Luz Vera Díaz, como presidente y secretaria del Comité Ejecutivo Estatal, respectivamente.
Sólo cuando se fundó Morena un militante de esa fuerza política identificado con la izquierda, Joel Flores Bonilla, ha asumido el control del partido, porque después de él han llegado a manejarlo ex priistas y ex panista como Joel Molina Ramírez y políticos de bajo perfil como el ex regidor Víctor García Lozano.
Carlos Augusto era un priísta metido en escándalos de borracho. Con apoyo del ex gobernador Mariano González Zarur logró ser alcalde de Tepetitla y después diputado local: Hace un par de años decidió traicionar a su partido y sumarse a Morena a invitación de Rubén Terán Águila, que en ese entonces era una persona cercana a la actual mandataria Lorena Cuéllar Cisneros.
Luz Vera saltó a la política con el Partido Encuentro Solidario y con el impulso de Morena ganó una diputación local, cargo que desempeño sin pena ni gloria. Tiene antecedentes y señalamientos de corrupción.
Esa dupla participó en el proceso interno de Morena que se llevó a cabo para elegir consejeros, el cual estuvo plagado de anomalías como la compra de votos y la manipulación de los conteos a través de la diputada morenista Marcela González Castillo que decidía que militante debía ganar y qué otro debería perder.
Los morenistas fueron despreciados y relegados una vez más por quienes controlan ese partido, lo cual ha generado molestia porque son ellos los que operan y convencen a los ciudadanos para que acudan a votar por ese partido político.