- Política
La caída del exgobernador, Alfonso Sánchez Anaya por presuntos malos manejos del dinero de la Secretaría de Gobierno (Segob) federal, podría ser el inicio del desmoronamiento del grupo familiar que desde ahora presume que colocarán a Alfonso Sánchez García o a su esposa, Marcela González Castillo al frente del Poder Ejecutivo en el estado.
El feudalismo que persigue el llamado “güerito de rancho”, estaría en riesgo luego de perder la privilegiada posición que tenía dentro del gobierno federal, lo que podría incidir en cómo ve a este grupo la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, quién pudo haberles dado juego bajo la presunción de una excelente relación con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
No es un secreto que la mandataria tlaxcalteca le ha dado mucha jugada a la nuera de Sánchez Anaya a pesar de ser una pésima operadora política y no poder hilar un discurso medianamente con coherencia, siendo un factor de división y hasta de burlas entre los propios diputados locales que no toleran a esta legisladora.
Este golpe al feudalismo sanchezanayista, podría trascender en el ámbito estatal y que la gobernadora, deje de darles jugada a un grupo que electoralmente no representa nada y que solo tiene a alcaldes hampones entre sus filas como el caso de Chiautempan.
Mientras tanto, las apuestas en el Congreso local sobre la salida de la nuera incómoda aumentan y todo indica que ni con la ayuda del soberbio Rubén Terán Águila, podrá consolidarse como coordinadora de Morena en el Legislativo, sencillamente porque carece de ese talento político que no se hereda a los hijos y menos a los esposos de los descendientes.
La gobernadora podría repensar el apoyo a este grupo de concretarse el distanciamiento con AMLO y que no le sigan vendiendo espejitos, por lo pronto este grupo monarquico ha recibido un duro golpe de parte de Adán Augusto desde Segob federal.