- Congreso
La comparecencia de siete funcionarios del gobierno estatal ante el Poder Legislativo representó cerca de 400 mil pesos, lo que ha provocado malestar de los inquilinos del Palacio Juárez.
De acuerdo a información consultada, este poder gastó más de 315 mil pesos en la compra de bocadillos, es decir, uvas, jugos, agua, sándwich, galletas y recipientes de unicel.
A lo anterior hay que sumarle la renta de los monitores que se instalaron en la sala de comparecencias lo cual tuvo un gasto aproximado de 83 mil pesos, es decir , le salió caro el chiste a los congresistas.
Y es que con antelación aprobaron en la Junta de Coordinación y Concertación Política que se dispusiera de bocadillos y pantallas, pero fue la presidenta del órgano interno, Marcela González Castillo, quien le dio la orden al diputado Meón, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, para que fuera el proveedor, ya que para lo que no saben, además de ser legislador, también dedica su tiempo a la venta de banquetes.
Lo que despertó el enojo es que el Meón se aprovechó de la nobleza de los diputados y los chamaqueó, es decir, infló a más no poder las facturas y sin pena ni gloria, se echó a la bolsa cerca de 400 mil pesos.
Los que estuvieron al pendiente, se percataron que solo se les sirvió alimentos a quienes ocuparon una silla en la sala de comparecencias, es decir las facturas son una exageración.
Hay que esperar que salga una factura más, la renta de la pantalla que fue instalada en el Patio Vitral que por ciento, en todo momento tuvo fallas, un pésimo servicio.