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Una vez más el Congreso del Estado, evidenció no sólo la sumisión que le ha caracterizado, sino también la torpeza para cumplir con los designios que le fueron encomendados como la verdadera mesa de trámite en la que se ha convertido el Poder Legislativo, que debería ser la representación del pueblo tlaxcalteca y no la comparsa de intereses ajenos al bienestar colectivo.
Este martes en la elección del nuevo titular del Órgano de Fiscalización Superior (OFS), fue más que evidente que existía una cargada en favor de Arturo Lucio Salas Miguela, quien fue ayudado por los congresistas, específicamente por aquellos que siguen el lema de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo” y que se comportaron lejos del dicho acuñado por el presidente López Obrador.
Uno de los criterios de la evaluación fue el examen escrito que tenía como máximo 50 puntos, siendo 30 preguntas de opción múltiple que contaba un punto cada una y 10 preguntas abiertas que tenían 2 puntos, contabilizando los 50 puntos.
Resulta que Arturo Lució es un erudito y logró obtener 53.2 puntos de los 50 posibles, ya que de acuerdo con el diputado, Fabricio Mena Rodríguez, el nuevo auditor tuvo en total 73.2 puntos, 20 de ellos debido a la brillante entrevista que realizó.
Los legisladores, ni siquiera aprendieron las matemáticas más elementales para hacer su cochupo y tomarle el pelo a quienes los pusieron en sus curules, mostrando que aquello de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, es algo que ya pasó de moda.
Tlaxcala y sus municipios, tendrán que soportar la decisión de los traidores al pueblo por 7 años, siendo nuevamente los tlaxcaltecas la burla de quienes dijeron ser diferentes pero en los hechos resultaron peores que aquellos que tanto criticaron.