- Política
Mientras muchos funcionarios y allegados a la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, se han dedicado a engrosar sus cuentas bancarias y sus colchones, el pasado sábado sufrieron un golpe de realidad al ver que el lorenismo, simplemente no está en los planes de la dirigencia nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), por lo que el resto será del mandato será “el año de Hidalgo” para estos pésimos servidores públicos.
En el evento, el alfil del lorenismo para seguir en la ubre gubernamental es el junior, Alfonso Sánchez García, quedó muy alejado y no fue considerado por la dirigente nacional, Luisa María Alcalde Luján y menos por el secretario de Organización y verdadero mandamás en MORENA, Andrés Manuel López Beltrán.
Fue el añoso y calvo senador, José Antonio Álvarez Lima y la porra legisladora, Ana Lilia Rivera Rivera, quienes se vieron más cercanos a los dirigentes nacionales, aprovechando así la oportunidad de echarle porras a la calpulalpense que ya presume ser la próxima gobernadora de Tlaxcala.
Las huestes de los lilios, arremetieron en contra de Lorena Cuéllar, quien no los ha pelado y aplaudieron a la radical Lilia Rivera, evidenciando la brecha que existe entre los de las dinastías y los potros que se sienten impolutos.
Tal es el temor a lo federal que desde el gobierno del estado, han advertido que cualquier situación que quieran ver en temas partidistas o de gestión, deberá pasar primero por Palacio de Gobierno.
Mostrando que aquellos temibles dictadores como Héctor Ortiz o Mariano González, no se habían atrevido a llegar a tanto como sucede con la sensible y amable lorenismo.
Hoy todo se debe consultar y no solo son los diputados los que están sujetos al control de una pandilla, sino prácticamente todo ente que reciba dinero del dinero público en el ámbito estatal.
Esta molestia es generalizada y está permitiendo que las simpatías, lejos de ir con imposiciones como Alfonso Sánchez, se dirijan a la recalcitrante Lilia Rivera.