- Tlaxcala
Ni bien inició la nueva administración Trump, lo hizo con mano firme tanto con sus aliados como con sus enemigos, apenas unas horas después de asumir el cargo, el presidente de los Estados Unidos ya había anunciado medidas arancelarias contra sus vecinos en el norte y en el sur. Esto provocó reacciones inmediatas, lo que probablemente buscaba Trump: negociar con una mano firme y desde una posición ventajosa.
El mercado estadounidense sin duda alguna es el más lucrativo del mundo, o al menos uno de ellos, por lo que las empresas de los distintos países pueden presionar a sus gobiernos a mejorar las condiciones para hacer negocios en ese país. Es por ello que México y Canadá, a pocos días de que se pudieran hacer efectivas las sanciones, se apresuran a cumplir con los términos de Trump para disuadirlo de aplicar medidas arancelarias.
La estrategia del “Gangster”: un método polémico pero efectivo
Existen muchas razones para pensar que Donald Trump ha anunciado sus medidas proteccionistas con dos intenciones:
- Obligar a los actores a negociar bajo sus términos.
- En caso de no lograr negociaciones, aplicar de verdad dichas medidas.
El problema principal es lo que los aranceles supondrían para la propia economía estadounidense en caso de realmente ser aplicados, ya que podrían disparar la inflación en ciertos sectores. Es por ello que el método del “gangster” funciona tan bien para Trump: porque tanto él como sus enemigos saben que tienen una oportunidad de negociar ya que sus amenazas pueden hacerse realidad, incluso si esto llegara a afectar directa o indirectamente a la elasticidad precio de la demanda de bienes y servicios importados desde México o Canadá.
Y ¿Qué le pedía Trump a México y Canadá?: mayor control fronterizo, principalmente para contener el flujo de migrantes, así como de estupefacientes a suelo estadounidense.
¿Se puede aplicar este método a todo el mundo?
Estados Unidos tiene una fuerte base: su enorme economía, gracias a la cual durante años e incluso décadas han logrado dictar la pauta en lo que se refiere a la política internacional. No es la primera vez que un presidente estadounidense actúa como un “gagster” para lograr sus objetivos políticos y económicos, pero es una táctica que se había ido debilitando debido a la posición fuerte, pero mermada, de dicho país en los asuntos del mundo.
Trump entendió que, para lograr su objetivo principal que es lograr que Estados Unidos sea nuevamente una potencia industrial, debe negociar de forma rápida, potente y efectiva, y esto es lo que ha venido haciendo. Y aunque de momento le ha ido bien, también es cierto que no se le puede aplicar este método de negociación a todos. Junto con el garrote, el negociador debería ofrecer también algún tipo de alivio o beneficios de mantener una alianza con los Estados Unidos, de no ser así, su posición fuerte podría correr peligro. Beneficiar a tus aliados debería ser una prioridad para el gobierno de Trump, a modo de prevenir que la influencia de tus enemigos crezca en el patio de tu casa. (DFD)