- Cuapiaxtla
Mientras la alcaldesa Lorena Escobar sigue sumida en escándalos personales y disputas internas, Cuapiaxtla se hunde en la violencia y la inseguridad.
La incapacidad absoluta de su administración quedó exhibida de nuevo la noche del domingo, cuando policías municipales fueron atacados por criminales y demostraron, una vez más, que están completamente superados y sin rumbo.
El hecho es alarmante: una patrulla fue perseguida y atacada a balazos por una camioneta Dodge blanca.
Los oficiales, sin el equipo necesario para defenderse, hicieron lo único que pudieron: correr a esconderse en la casa del presidente de comunidad de Manuel Ávila Camacho, rogando por refuerzos. Este penoso episodio retrata la miseria operativa de una corporación que no solo está desarmada, sino desmoralizada.
La respuesta no vino del gobierno municipal, sino de policías de otros municipios y finalmente de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, quienes lograron detener a dos adolescentes armados y asegurar motocicletas, armas y cartuchos.
Es decir, fue la intervención externa la que salvó la situación mientras el gobierno local brillaba por su ausencia.
La corporación municipal está hecha trizas, afectada por luchas internas y decisiones políticas torpes.
La destitución reciente del director de Seguridad Pública, Salomón Romero Anduaga, por motivos personales ligados a la vida privada de la alcaldesa, es solo la punta del iceberg del desastre institucional que vive Cuapiaxtla.
Hoy, la realidad es imposible de ocultar: el gobierno municipal ha fallado rotundamente.
La población está desprotegida y abandonada a su suerte mientras quienes deberían responder se enredan en conflictos mezquinos. La crisis de seguridad en Cuapiaxtla es el reflejo brutal de un gobierno incompetente y negligente.