- Apetatitlán
El cierre repentino de la unidad de hemodiálisis en Apetatitlán ha puesto en riesgo la vida de decenas de pacientes con insuficiencia renal crónica, quienes dependen de este tratamiento para sobrevivir. La suspensión de actividades, ejecutada sin previo aviso, evidencia un acto de abandono institucional que ha desatado alarma entre usuarios y familiares.
Desde las primeras horas de este miércoles, personas afectadas acudieron a sus sesiones médicas solo para encontrarse con la unidad cerrada y sin rastro alguno del personal médico o administrativo. Nadie informó nada. Nadie respondió llamadas. Nadie se hizo responsable.
La unidad atendía a más de 14 pacientes por turno, quienes ahora han quedado sin acceso a su única fuente de tratamiento regular. La hemodiálisis no es opcional: reemplaza temporalmente la función renal y es indispensable para evitar la acumulación de toxinas en el cuerpo. Omitirla puede provocar complicaciones severas e incluso la muerte en pocos días.
Lo más indignante es la ausencia total de respuesta por parte de la Secretaría de Salud estatal. Hasta ahora, no se ha emitido ningún comunicado oficial, ni se ha informado sobre alternativas o reubicación de los pacientes. Tampoco se conocen las causas del cierre ni se ha ofrecido alguna solución emergente, lo que ha generado una ola de indignación en la comunidad.
Familiares de los afectados exigen la intervención inmediata del gobierno estatal y responsabilizan directamente a las autoridades de salud por cualquier consecuencia grave que pueda derivarse de esta omisión