• Apetatitlán
  • Cristian Mastranzo Garrido
Apetatitlán enfrenta una crisis institucional en la que la corrupción parece estar institucionalizada, mientras los abusos continúan sin castigo.

La corrupción en el municipio de Apetatitlán parece no tener freno. A través de una denuncia ciudadana denunciaron un nuevo caso de abuso de autoridad protagonizado por elementos de la policía municipal, quienes presuntamente exigieron dinero a un conductor “para su desayuno”, utilizando como pretexto una supuesta infracción por exceso de velocidad.

En las grabaciones difundidas, se observa cómo una mujer policía actúa de manera prepotente, interrumpiendo al conductor mientras intentaba defenderse, y amenazando con retirarle la placa de la unidad. 

Usuarios señalaron que este tipo de acciones se ha vuelto recurrente entre elementos de seguridad del municipio, y acusan que se realizan al parecer con el visto bueno de la juez municipal Verónica y del propio alcalde Azaín Ávalos Marbán.

De acuerdo con los testimonios, las infracciones no solo se utilizan como herramienta de presión, sino también como mecanismo para extorsionar a los ciudadanos. La denuncia pública asegura que parte del dinero recaudado ilegalmente es entregado al alcalde, quien permitiría este esquema a cambio de beneficios económicos personales, en un claro acto de corrupción e impunidad.

“Ya es una práctica común: los policías y la juez Verónica siguen haciendo de las suyas, amparados por el alcalde. Todo está planeado para seguir sacando dinero a la gente y llenarse los bolsillos”, escribió uno de los usuarios en redes sociales.

Esta situación ha incrementado el enojo de la ciudadanía, que exige una investigación inmediata y sanciones para los responsables. La falta de transparencia, la complicidad de las autoridades y la omisión del alcalde han deteriorado gravemente la confianza de la población en el gobierno municipal.

Con estos señalamientos, Apetatitlán enfrenta una crisis institucional en la que la corrupción parece estar institucionalizada, mientras los abusos continúan sin castigo.