- Salud
En un acto que raya en la indiferencia, el Hospital Comunitario de Zacatelco decidió cerrar sus puertas a pacientes, incluidos casos urgentes, porque su personal prefirió irse de fiesta, según denunciaron usuarios y pacientes que acudieron a solicitar servicio.
El fin de semana, enfermeras y médicos abandonaron sus funciones con total descaro, argumentando que no habría atención médica porque “estaban en un festejo”. Mientras tanto, ciudadanos que esperaban consulta —algunos en estado delicado— fueron ignorados, desplazados y reprogramados como si su salud fuera un trámite que puede postergarse por una celebración interna.
Un hospital público que se financia con dinero de los contribuyentes y que, en lugar de cumplir su deber, le da la espalda a la gente para celebrar entre risas y aplausos mientras los enfermos esperan afuera. Es un insulto, una burla, y una muestra clara del colapso ético y administrativo que sufre el sector salud en la entidad.
Los ciudadanos afectados exigen la destitución inmediata de los responsables y la intervención urgente del Secretario de Salud, porque este no es un hecho menor: es un atentado directo contra el derecho a la salud.