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  • Adolfo Tenahua Ramos
Según datos preliminares del Instituto Electoral de Tlaxcala (ITE), más del 31% de los votos emitidos fueron anulados.

La elección judicial celebrada el pasado domingo en Tlaxcala resultó ser un auténtico desastre democrático. 

Según datos preliminares del Instituto Electoral de Tlaxcala (ITE), más del 31% de los votos emitidos fueron anulados, lo que significa que uno de cada tres ciudadanos anuló su sufragio, ya sea por error, confusión o, en muchos casos, a propósito.

Lejos de mostrar interés por el proceso, gran parte de la ciudadanía lo tomó a chiste. En diversas casillas, funcionarios electorales reportaron que muchas boletas fueron inutilizadas con groserías, burlas o frases de protesta. En algunos casos, los votantes escribieron “pendejadas” —literalmente— como forma de rechazar lo que consideran un proceso impuesto, opaco y sin sentido para el ciudadano común.

La situación fue agravada por denuncias de acarreo y presión política. En varios municipios, personas fueron obligadas a asistir a votar, sin tener idea clara de por qué ni por quién hacerlo. Esta falta de información, sumada al rechazo generalizado, llevó a que muchos expresaran su inconformidad anulando la boleta intencionalmente o llenándola con frases de burla.

Los números hablan por sí solos, total de votos estatal 5,643 votos emitidos,  1,778 anulados (31.5%), solo 3,865 válidos.

En Chiautempan: 3,183 votos válidos, pero 1,686 anulados (52% nulos); Apizaco: 5,482 votos válidos, 2,935 anulados (casi 35%).; Amaxac: 1,200 válidos, 688 nulos (36%); Cuauhtémoc/Ixtacuixtla: 627 válidos, 311 nulos (33%) y Contla: 632 válidos, 303 nulos (32%).