• Tequexquitla
  • Cristian Mastranzo Garrido
Estos crímenes no son casos aislados: forman parte de una ola de violencia creciente que ha puesto de rodillas a Tequexquitla.

El municipio de El Carmen Tequexquitla atraviesa una alarmante crisis de seguridad, marcada por una serie de hechos violentos que han dejado un saldo rojo y una profunda indignación entre sus habitantes.

Por primera vez en la historia y ante la llegada de María Araceli Martínez Cortéz como presidenta municipal, la incidencia delictiva ha aumentado en un cien por ciento.

Desde mayo a la fecha, la zona ha sido escenario de múltiples crímenes de alto impacto. El primero de ellos fue el brutal asesinato a balazos de Jonathan N., un joven obrero de apenas 22 años, quien fue emboscado y ejecutado la noche del 16 de mayo en el kilómetro 176 de la carretera federal México-Veracruz, a la altura del lago Totolzingo. Testigos relataron que sujetos armados, a bordo de un vehículo, abrieron fuego contra el joven, quien cayó sin vida mientras los agresores huían impunemente.

Además, el 19 de junio, un nuevo asesinato sacudió a la comunidad: Renato Bryan, alias "La Ranita", de 21 años, fue ejecutado a sangre fría mientras se cortaba el cabello en una estética del municipio. Sujetos armados entraron al local y lo acribillaron sin piedad.

A este crimen se suma otro hecho violento registrado apenas el pasado 4 de julio, donde fue hallado sin vida Guadalupe N., de 24 años, con un impacto de bala en la cabeza, dentro de su vehículo color arena. Habitantes de la zona alertaron a las autoridades al encontrar al joven inconsciente, pero paramédicos confirmaron que ya no contaba con signos vitales. Su ejecución, en plena vía pública, volvió a sembrar el terror entre los pobladores.

Estos crímenes no son casos aislados: forman parte de una ola de violencia creciente que ha puesto de rodillas a Tequexquitla. A esto se suma el robo de una camioneta y múltiples denuncias ciudadanas por extorsiones, amenazas e inacción de las autoridades.

La población ha estallado en redes sociales, acusando directamente a la presidenta municipal de proteger a los delincuentes y permitir que el crimen organizado opere con total libertad. Los comentarios señalan que los propios policías exigen dinero para liberar a los malhechores, y apuntan a Víctor García Echever, consuegro de la presidenta, como la “rata mayor” del municipio, a quien acusan de operar redes de corrupción dentro del ayuntamiento. Incluso mencionan que una ex cocinera fue impuesta como policía, evidenciando el nepotismo y el desprecio por la preparación profesional en cargos de seguridad.

Mientras los jóvenes son asesinados uno tras otro y las familias viven con miedo, la autoridad guarda silencio o, peor aún, encubre a los responsables.

Tequexquitla ya no es un lugar seguro. Es un municipio sitiado por la violencia y manchado por la impunidad.