• Tlaxcala
  • Rosario Techalotzi Ramos
El carnaval, símbolo de identidad y orgullo en Tlaxcala, ha sido convertido por algunos en una especie de show ambulante que aparece donde sea y cuando sea, sin importar la fecha ni el contexto.

Lo que antes era una celebración esperada y respetada, hoy está completamente fuera de control. El carnaval, símbolo de identidad y orgullo en Tlaxcala, ha sido convertido por algunos en una especie de show ambulante que aparece donde sea y cuando sea, sin importar la fecha ni el contexto.

La tradición está siendo pisoteada por grupos de carnavaleros que, lejos de honrar el significado del carnaval, lo han transformado en una excusa para “bailar por bailar”, incluso en celebraciones que nada tienen que ver con la cultura original de esta festividad. Bodas, cumpleaños, ferias, misas, eventos políticos… cualquier cosa les parece pretexto suficiente para sacar el penacho y los cascabeles.

A través de redes sociales, la ciudadanía crítico este tipo de acciones desatadas y absurdas asegurado que en pleno julio —a casi cuatro meses de que inicien formalmente los ensayos— y todavía hay camadas que se presentan cada fin de semana como si estuviéramos en febrero, criticando así la tradición original.

La saturación ha provocado hartazgo entre los mismos ciudadanos, quienes ya no ven con emoción ni respeto estas presentaciones. Lo que antes se vivía con expectativa, hoy se percibe como ruido y desorden sin sentido. 

La magia del carnaval se está perdiendo entre la exageración y el protagonismo de quienes solo buscan aplausos fáciles y reflectores.

La ciudadanía manifestó que el carnaval no es para usarse como entretenimiento genérico ni para adornar cualquier evento.