- Zacatelco
Emilio de la Peña Aponte, actual diputado local, representa uno de los casos más evidentes de oportunismo político disfrazado de liderazgo. Sin trayectoria sólida, sin propuestas de peso y con una gestión completamente irrelevante, ahora pretende brincar a la presidencia municipal de Zacatelco como si su sola presencia fuera suficiente para ganar la confianza ciudadana.
Desde su llegada al Congreso, ha sido uno de los legisladores más improductivos, ausentes y decorativos. Su participación en tribuna es prácticamente nula, sus iniciativas son inexistentes o irrelevantes, y su paso por el Legislativo ha sido marcado por la pasividad, la tibieza y la desconexión total con la gente que lo eligió.
Además de ser un personaje sin carisma, sin liderazgo auténtico y sin preparación visible, De la Peña Aponte se ha caracterizado por su actitud arrogante y ególatra. Lejos de construir alianzas o trabajar en territorio, se ha dedicado a alimentar su imagen personal, utilizando recursos públicos y medios afines para aparentar una fuerza política que simplemente no tiene.
En Zacatelco es ampliamente reconocido no por sus aportaciones, sino por su falta de palabra, su ambición desmedida y su historial vacío.
Varios ciudadanos y actores políticos lo señalan como un "fantasma político", que aparece solo en tiempos electorales o cuando hay reflectores cerca.
Sus supuestas aspiraciones a la presidencia municipal no solo carecen de respaldo popular, sino que rayan en lo absurdo, considerando que no tiene estructura, ni arraigo, ni logros que lo respalden.
A diferencia de otros perfiles con trayectoria, Emilio de la Peña Aponte es simplemente un improvisado con ínfulas de grandeza.
A este ritmo, su candidatura sería un intento fallido más de quienes creen que el pueblo olvida, pero Zacatelco ya despertó, y no está dispuesto a entregarle las riendas del municipio a un político sin sustancia, sin compromiso y sin resultados.