- Tlaxcala
Sergio Hernández Córdova, encargado del despacho de la Comisión Estatal de Búsqueda en Tlaxcala, ha sido señalado por una serie de hechos graves que van desde presunto abuso de poder y corrupción, hasta la indiferencia total hacia las familias de personas desaparecidas.
Un video que circula desde 2018 lo muestra acompañando a elementos policiacos que usaban una patrulla oficial para transportar material de construcción a una vivienda, supuestamente relacionada con personas cercanas al funcionario. Las imágenes dejan claro que no fue un malentendido: Sergio estaba presente, y los policías actuaban en complicidad.
Lejos de dar explicaciones, ha guardado silencio absoluto, lo que ha provocado indignación entre colectivos de búsqueda y defensores de derechos humanos, quienes exigen respuestas.
Además de este hecho, Hernández Córdova enfrenta acusaciones aún más graves como la supuesta venta de geolocalizaciones de víctimas y familiares, información extremadamente sensible que debería estar protegida, encubrimiento de un “aviador”, su familiar Alberto Oviedo Córdova, quien estaría cobrando sin trabajar y, además, enfrenta denuncias por fraude y estafa en nombre de la Comisión Estatal de Búsqueda.
Deudor alimentario, con procesos legales pendientes por incumplimiento de pensión, presunto desfalco millonario en equipo de búsqueda, incluidos drones y herramientas tecnológicas que simplemente “desaparecieron” sin rendición de cuentas; acusaciones de acoso, de las cuales incluso hay testimonios directos y abandono total de su función: jamás ha asistido a una sola brigada de búsqueda, ni siquiera al caso emblemático de Daniela Muñoz, cuyo paradero sigue sin resolverse.
Lo más grave, señalan familiares de desaparecidos, es que ni siquiera ostenta el cargo de comisionado de forma oficial: solo es encargado de despacho, sin nombramiento legal y sin legitimidad moral.
“Esto no es un error, es un insulto a las familias que día a día buscan a sus hijos, hijas y seres queridos”, denuncian madres buscadoras, quienes aseguran que la Comisión ha sido convertida en un espacio de simulación, impunidad y desinterés, mientras los desaparecidos siguen sin justicia