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  • Luis Castillo
Con un historial marcado por el abuso, el nepotismo y el mapacheo electoral, Mastranzo se ha convertido en un lastre para Morena en San Pablo del Monte.

 La diputada local Ana Bertha Mastranzo volvió a dar de qué hablar, pero no precisamente por su trabajo legislativo —del que poco o nada se conoce—, sino por su papel como mapache electoral dentro de Morena.

El domingo pasado, durante las asambleas seccionales del partido, Mastranzo dejó claro que su verdadera especialidad no es legislar, sino manipular. 

Testigos y vecinos del barrio de La Santísima la acusaron de cerrar el paso a decenas de militantes para impedirles votar, al tiempo que inflaba la participación de sus familiares y allegados con el fin de quedarse con el control del Comité Seccional 353.

Para muchos morenistas, no fue sorpresa: la diputada se ha ganado fama de operar como mapache electoral cada vez que hay votaciones internas. 

De hecho, en San Pablo del Monte ya es conocida más por estas prácticas que por su desempeño en el Congreso, donde solo se limita a ir a calentar los asientos y levantar la mano sin analizar lo que aprueba.

Las quejas en su contra no son nuevas. Además de manipular votaciones, se le acusa de beneficiar a su parentela con puestos en la nómina del Congreso y en otras dependencias, mientras abandona por completo a los ciudadanos que supuestamente representa.

Con un historial marcado por el abuso, el nepotismo y el mapacheo electoral, Mastranzo se ha convertido en un lastre para Morena en San Pablo del Monte.