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  • Adolfo Tenahua Ramos
El propio funcionario dice que su nombre aparece en las encuestas y, con toda modestia fingida, declaró: “Si se dan las cosas, con todo gusto”.

En Tlaxcala nunca faltan los funcionarios que se sienten candidatos antes de tiempo. Ahora resulta que Rafael de la Peña Bernal, secretario de Impulso Agropecuario, ya se apunta rumbo a la gubernatura de 2027. 

El propio funcionario dice que su nombre aparece en las encuestas y, con toda modestia fingida, declaró: “Si se dan las cosas, con todo gusto”.

Lo irónico es que de campo sabe poco y de impulsar al agro, menos. Basta preguntar a campesinos y productores para confirmar que su paso por la dependencia ha sido gris, sin proyectos visibles ni resultados que respalden su repentina ambición.

Pero la cosa no para ahí. Su hijo, Emilio de la Peña, diputado local, tampoco se salva de la crítica, se le recuerda más por el derroche y los privilegios que por iniciativas serias en beneficio de la ciudadanía. 

Padre e hijo se han ganado fama, sí, pero no la que quisieran: la de vividores del presupuesto, políticos de saliva y campeones del gasto público en beneficio personal.

Mientras tanto, el funcionario se vende como “carta fuerte” de Morena para el 2027, pero la realidad es otra: ni ha sembrado confianza, ni ha cosechado resultados. 

Lo único que parece claro es que, si “se dan las cosas”, la ciudadanía sería la que menos gusto tendría.