• Apetatitlán
  • Rosario Techalotzi Ramos
La ciudadanía exige acciones inmediatas y acusa que el alcalde ha fracasado rotundamente en garantizar la seguridad, dejando que ladrones y maleantes se salgan con la suya.

Mientras los vecinos viven con miedo y desesperación, el presidente municipal Azain Avalos Marban parece más preocupado por la imagen que por la seguridad de su municipio. 

Ni policías, ni cámaras, ni los propios trabajadores del ayuntamiento han podido frenar la ola de delincuencia que azota a la localidad.

El último ejemplo ocurrió en la Unidad Deportiva Antonio Carvajal, donde delincuentes robaron tres neumáticos de un Camaro gris, pese a que el lugar está resguardado por personal del municipio. Vecinos denuncian que incluso algunos trabajadores municipales presenciaron el robo y nadie dio aviso a las autoridades, reflejando la alarmante ineficacia de la administración.

Pero este caso no es aislado: en los últimos meses se han registrado robos a mano armada en comercios, asaltos a transeúntes en plena luz del día y daños a vehículos estacionados frente a escuelas y plazas públicas, hechos que la Dirección de Seguridad municipal parece ignorar por completo.

Habitantes señalan que los policías patrullan de manera irregular y muchas veces ni siquiera portan uniforme, mientras que las cámaras de vigilancia permanecen apagadas o sin mantenimiento, lo que convierte a Apetatiplán en un municipio vulnerable y en tierra fértil para la delincuencia.

La ciudadanía exige acciones inmediatas y acusa que el alcalde ha fracasado rotundamente en garantizar la seguridad, dejando que ladrones y maleantes se salgan con la suya, mientras los vecinos viven con miedo y frustración.

En Apetatitlán, parece que la justicia y la protección son solo palabras en papel, mientras los robos, atracos y daños a la propiedad continúan a plena luz del día sin que nadie rinda cuentas.