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Josefina Rodríguez Zamora parece haber elevado la manipulación y el encubrimiento a un arte siniestro. Ayer, 22 de octubre de 2025, el prestigioso periódico nacional El Universal publicó en su edición en línea, alrededor de las 13:00 horas, un artículo explosivo en su sección de "Noticias Destacadas" titulado "Organizaciones evidencian discrepancias en los estudios de Secretaria de Turismo".
La nota, visible en capturas de pantalla que circulan en redes, revelaba graves inconsistencias en los supuestos estudios de posgrado de Rodríguez Zamora, específicamente en su alegada Maestría en Alta Dirección. El avance de la noticia no dejaba lugar a dudas: "Se encontraron discrepancias en los estudios de la Maestría en Alta Dirección de la servidora pública. Josefina Rodríguez Zamora...".
Sin embargo, en un giro que apesta a intervención oficial y censura descarada, la nota desapareció horas después. Intentar acceder al enlace ahora solo conduce a un frío "Error 404" en el sitio web de El Universal, con un mensaje que ironiza: "Lo sentimos, no hemos encontrado la página". ¿Casualidad? Difícilmente. Esta eliminación súbita de una publicación ya difundida en redes sociales y en la página principal del prestigioso diario alimenta las sospechas de que hubo presiones económicas, políticas o incluso amenazas desde altos niveles del gobierno.
¿Quién ordenó borrar la verdad? ¿Fue la propia Rodríguez Zamora o, tal vez, su madrina política, la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, quien la impulsa con uñas y dientes para la sucesión en 2027?
Recordemos el contexto que hace este episodio aún más repugnante. Hace unos días, este portal de noticias independiente "e-consulta Tlaxcala" destapó con pruebas documentales irrefutables las mentiras flagrantes de Rodríguez Zamora. En sitios oficiales del Gobierno de México, incluyendo la página de la Secretaría de Turismo, se ostentaba como poseedora de una Maestría en Alta Dirección por la Universidad del Valle de Tlaxcala.
Una verificación exhaustiva reveló que nunca obtuvo título alguno de posgrado; es más, no hay registro de que haya completado dichos estudios. Ante el escándalo, Josefina, en lugar de aclarar con humildad y transparencia, optó por la evasión y la manipulación. Filtrando información a medios locales, afirmó con descaro que "no mintió" porque esa información no aparece en su declaración patrimonial. ¡Como si eso eximiera la falsedad en los portales gubernamentales!
Pero la audacia no paró ahí. Rodríguez Zamora ordenó, o al menos permitió, modificaciones en el sitio oficial de la Secretaría de Turismo para cambiar el relato: ahora dice que "solo cursa" la maestría, no que la tiene. Este acto de edición retroactiva no es solo una admisión velada de culpa; es un abuso de poder que altera información pública para encubrir fraudes académicos.
La desaparición de la nota de El Universal sugiere que su red de tráfico de influencias se extiende más allá de los servidores federales, llegando a medios de comunicación nacionales. ¿Qué pasó? ¿Hubo pagos bajo la mesa, llamadas desde las oficinas de comunicación del Gobierno federal o, peor aún, desde el palacio de Gobierno de Tlaxcala? Son las preguntas obligadas. Las especulaciones son inevitables, y la opacidad solo las aviva.
Rodríguez Zamora juega con la verdad para avanzar en su carrera. Aspirante por la gracia de Lorena Cuéllar Cisneros, quien la posiciona como candidata para la sucesión en 2027, la Secretaria parece dispuesta a todo: mentir sobre credenciales, alterar sitios oficiales y, ahora, presuntamente orquestar la eliminación de noticias incómodas. ¿Qué mensaje envía esto a la sociedad mexicana? Que en el gobierno de la "cuarta transformación", la ambición política prima sobre la integridad. Rodríguez Zamora no solo defrauda a los ciudadanos al inflar su currículum; ahora, al borrar evidencias, atenta contra la libertad de prensa y el derecho a la información.


