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El sistema agrícola prehispánico conocido como Metepantle, originario de las zonas montañosas de Tlaxcala, ha sido declarado Patrimonio Agrícola Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este hito histórico, que resalta la resiliencia y sostenibilidad de una técnica ancestral, es el resultado de un esfuerzo iniciado y liderado por la senadora Ana Lilia Rivera Rivera con los agricultores locales que han preservado esta práctica durante generaciones. Contrario a cualquier interpretación errónea, no existe disputa política alguna entre la legisladora federal y el Gobierno del Estado de Tlaxcala, encabezado por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, ya que el proceso de nominación y visibilización internacional fue impulsado exclusivamente por Rivera y los productores tlaxcaltecas.
El Metepantle, un método agroforestal que combina terrazas con cultivos intercalados de maíz, frijol, calabaza y maguey, representa un modelo de adaptación al cambio climático y conservación de la biodiversidad en tierras secas. Esta técnica, arraigada en la cultura tlaxcalteca, no solo preserva semillas nativas y mantiene la fertilidad del suelo, sino que también fortalece los sistemas alimentarios locales y los medios de subsistencia de las comunidades rurales. Según expertos de la FAO, su reconocimiento como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) destaca su valor global como ejemplo de agricultura sostenible, ofreciendo lecciones para el mundo en un contexto de crisis ambiental.
El camino hacia este logro comenzó en 2019, cuando la senadora Ana Lilia Rivera inició la documentación exhaustiva del sistema Metepantle en Tlaxcala con el objetivo de postularlo ante la FAO.
Desde entonces, Rivera asumió un compromiso directo con los agricultores de comunidades como Tlaxco y otras zonas montañosas, trabajando de la mano para recopilar evidencias, realizar estudios y promover la técnica a nivel internacional. "El Metepantle es un regalo de Tlaxcala a México y al mundo", ha subrayado la senadora en diversas declaraciones, enfatizando que este reconocimiento es un tributo a la perseverancia de los productores locales que han mantenido viva esta herencia cultural sin apoyo institucional previo.
Es importante aclarar que el Gobierno del Estado de Tlaxcala y su Secretaría de Impulso Agropecuario, SIA, no participaron en el proceso de nominación ni en ninguna etapa de los esfuerzos para obtener esta distinción. A pesar de que el Metepantle forma parte integral del patrimonio agrícola y cultural de los tlaxcaltecas, no se registran acciones previas por parte de la administración de Lorena Cuéllar para acercarse a los agricultores, documentar la técnica o impulsarla hacia un reconocimiento mundial. Fuentes cercanas al proceso destacan que fue hasta la formalización del aval por la FAO cuando surgió cualquier intento de asociación por parte del gobierno estatal, lo cual resulta inverosímil dado que no implicó esfuerzo alguno de su parte.
En este contexto, no hay base para hablar de una disputa política. El mérito corresponde íntegramente a los agricultores y a la Senadora Ana Lilia Rivera, quienes asumieron el reto de visibilizar una práctica que pertenece al pueblo tlaxcalteca. "El campo mexicano no es el problema, sino la solución para la seguridad alimentaria", afirmó Rivera durante un evento reciente en Tlaxco, donde especialistas de la FAO confirmaron la riqueza del sistema Metepantle.
Este enfoque colaborativo entre la legisladora federal y las comunidades rurales demuestra que el éxito radica en el trabajo de base, no en reclamos posteriores.
El reconocimiento oficial se materializó en mayo de 2025, con la notificación formal por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México, y se espera una ceremonia en Roma para celebrar su legado. Seguramente, habrá un acto también oficial en Tlaxcala, organizado por el Gobierno del Estado para cumplir con las formas institucionales.
Este avance no solo enaltece a Tlaxcala, sino que posiciona a México como líder en la conservación de patrimonios agrícolas ancestrales, recordándonos que tales logros surgen del esfuerzo colectivo de quienes lo custodian.



