• Educación
  • Adolfo Tenahua Ramos
Se pagaron más de 7 millones de pesos en nómina, pero no existen pólizas.

El Colegio de Bachilleres del Estado de Tlaxcala (COBAT) está hundido en un nuevo escándalo de corrupción y desvío de recursos que pone en entredicho la administración del director general Alfonso Trujillo, quien, lejos de aclarar las irregularidades, ha guardado un silencio cómplice ante las severas observaciones de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

De acuerdo con la auditoría número 2013, correspondiente a la Cuenta Pública 2023, el COBAT efectuó 16,266 pagos irregulares a 1,288 trabajadores, por un monto que asciende a 7 millones 999 mil 246.68 pesos, bajo el periodo administrativo de René Suárez Suárez, hoy nada menos que director administrativo de la USET.

La ASF reveló que estos pagos fueron realizados sin respaldo documental, ya que no se entregaron las pólizas, SPEI, CFDI, cheques ni dispersiones de nómina que justifiquen los movimientos financieros, es decir,  millones de pesos desaparecieron sin dejar rastro.

Lo más grave es que todas estas anomalías fueron avaladas y toleradas por el director general, Alfonso Trujillo, quien, en lugar de sancionar a los responsables, permitió que el principal señalado, René Suárez, fuera promovido a un nuevo cargo dentro de la administración pública estatal, trasladando con ello el riesgo de nuevos desvíos y posibles actos de corrupción.

Fuentes internas del COBAT señalan que no se trata de un hecho aislado, sino de una red de manejos turbios y favoritismos, donde ciertos trabajadores habrían recibido pagos duplicados o salarios inflados, mientras otros carecen de los recursos básicos para operar en los planteles.

El informe de la ASF deja al descubierto una administración marcada por la opacidad, el descontrol financiero y la falta total de rendición de cuentas, poniendo en jaque la credibilidad de una institución educativa que debería ser ejemplo de integridad y transparencia.

Mientras tanto, Alfonso Trujillo permanece en el cargo, sin ofrecer explicación alguna a la comunidad educativa ni a la sociedad tlaxcalteca, pese a los millones de pesos desaparecidos bajo su gestión.

Con estos hallazgos, la exigencia ciudadana crece: se pide la destitución inmediata del director general y una investigación a fondo sobre el paradero del dinero y la red de complicidades que permitió este presunto saqueo institucional.

Lo anterior evidencia lo que El COBAT ha venido arrastrando bajo el mando del director general, que desde su llegada su administración ha sido señalada por la corrupción y la impunidad, bajo la sombra de directivos que parecen más interesados en protegerse entre sí que en servir a la educación de Tlaxcala.