• Apizaco
  • Adolfo Tenahua Ramos
Lo acusan de actuar por interés personal y de confundir la función pública con sus ambiciones electorales.

El secretario del Ayuntamiento de Apizaco, Juan Pablo Carlos Rico, pasó de presumir lealtad y cercanía con el poder a quedar aislado y señalado por su ambición desmedida. 

Su intento por ganar terreno político terminó por exhibirlo como un funcionario sin rumbo, sin estrategia y sin respaldo real dentro de su propio grupo.

Rico, enfrenta una fuerte crisis política luego de protagonizar una controvertida aparición en un evento público que generó molestia y desconcierto dentro de su propio grupo político.

Quien hasta hace unas semanas se consideraba una figura cercana a los círculos de poder estatal y sonaba como posible aspirante a la presidencia municipal de Apizaco, habría quedado fuera de las simpatías del grupo que lo impulsaba.

Fuentes cercanas al Ayuntamiento aseguraron que su conducta cercana a un personaje político estatal ha generado malestar e inconformidad incluso entre sus compañeros, quienes lo acusan de actuar por interés personal y de confundir la función pública con sus ambiciones electorales.

Los sueños guajiros que tenía de mantener su jugada política para ganar visibilidad se transformó en un golpe a su propia credibilidad. 

Su comportamiento errático, marcado por la soberbia y la falta de prudencia, lo ha dejado sin aliados y con un futuro político incierto.

Entre los pasillos del Ayuntamiento, se escucha que Juan Pablo Rico se quedó solo. Su sueño de consolidarse como figura política se desmoronó, víctima de su propio ego y de las decisiones que lo colocaron fuera de las jugadas y de toda estrategia seria de poder.

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