• Amaxac
  • Luis Castillo
Lizbeth Hernández iba conduciendo en estado de ebriedad y junto con su acompañante estrellaron la unidad, poniendo en riesgo la integridad de automovilistas y peatones

Por sentirse muy poderosa, la exsecretaria del ayuntamiento de Amaxac de Guerrero, Lizbeth Hernández Mora junto con su acompañante, tuvo la osadía de robarse un automóvil, conducirlo en estado de ebriedad y todavía impactarlo contra una vivienda, poniendo en riesgo en todo momento tanto a los automovilistas como a los peatones, además del tremendo susto que metió a los propietarios de la vivienda.

Los hechos se registraron esta tarde, cuando circulaban sobre la calle Morelos, para ser precisos a la altura del número 40, donde debido al estado etílico que presentaban ambas personas, perdieron el control de la unidad y se impactaron de lleno contra la vivienda.

Aunque los vecinos y testigos del accidente, aseguraron que quien conducía la unidad era la exsecretaria del ayuntamiento, hubo un momento en el que su acompañante se pasó al lugar del conductor para echarse la culpa de los hechos, pero fueron los propios vecinos quienes aseguraron la realidad de los hechos.

La exsecretaria del ayuntamiento y su acompañante de parranda, fueron remitidos a los separos municipales para ser puestos a disposición de las autoridades por los daños causados, así como dar con el paradero del propietario de la unidad hurtada para fincarles las responsabilidades correspondientes, pues los vecinos aseguraron que la exfuncionaria todavía asumió una postura prepotente como si se tratara de la presidenta municipal.

Lizbeth Hernández Mora, quien fue destituida de su cargo por no cumplir con sus labores y solo andar en la parranda, es más conocida en Amaxac de Guerrero por la prepotencia con la que se condujo cuando ocupó ese cargo.

De hecho, en una asamblea ciudadana convocada por vecinos de la Sección Tercera del barrio de Metecatlán, la entonces secretaria del ayuntamiento protagonizó un momento de tensión al responder con una frase ofensiva a los asistentes: "Ya me tienen hasta la madre", al no lograr conciliar los intereses de los manifestantes.

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