- Gobierno
- Tlaxcala Bajo el Fuego Ciudadano: Lorena Cuéllar Cisneros, la Gobernadora que Desangra al Estado Más Pequeño de México.
En un México donde los gobernadores se pavonean con promesas vacías y presupuestos inflados, Lorena Cuéllar Cisneros emerge como el epítome del fracaso administrativo. Según la más reciente Evaluación Ciudadana a Gobernadores de diciembre 2025, publicada por Rubrum.info, la mandataria de Tlaxcala arrastra un alarmante 28% de aprobación general en su desempeño, un desplome que la ubica en el penúltimo lugar del ranking nacional, solo por encima de los desastres de siempre en estados sureños.
Esta calificación desastrosa no surge de la nada: es el veredicto de miles de tlaxcaltecas hartos de una gestión que prioriza la opacidad y falta de transparencia sobre el bienestar colectivo. Cuéllar, asumió el poder en 2021 con el estruendo de una maquinaria política que prometía "transformación". Cuatro años después, lo único que ha transformado es la paciencia de su pueblo en una ira contenida. La encuesta de Rubrum, basada en una muestra representativa de 5,200 ciudadanos, desglosa este 28% en categorías que pintan un cuadro de negligencia criminal: un mísero 18% en seguridad pública, donde los índices de violencia doméstica y robo a transeúntes han escalado un 45% desde su llegada, según datos cruzados de la Secretaría de Seguridad. "¿Seguridad?
En Tlaxcala, eso es un chiste macabro, resume un encuestado anónimo, cuya voz representa el clamor de comunidades abandonadas a su suerte.
En el ámbito económico, el panorama es igual de sombrío: apenas un 22% de aprobación, impulsado por el estancamiento crónico del PIB estatal, que creció solo un patético 1.2% anual bajo su mando, frente al 3.5% nacional. Motivos sobran: la falta de inversión en infraestructura industrial, con el cierre de 150 pequeñas empresas en los últimos dos años por burocracia asfixiante y corrupción rampante. Tlaxcala, con su potencial textil y agroindustrial, yace paralizado mientras Cuéllar gasta fortunas en eventos propagandísticos, como esa gira de "escucha" que costó 12 millones de pesos y no resolvió ni un solo problema de desempleo juvenil, que ronda el 35%. "Nos vendieron un sueño moreno y nos despertaron con deudas", denuncia María López, una trabajadora textil de Apizaco, citada en el informe de Rubrum.
La salud y la educación, pilares de cualquier sociedad digna, no escapan al naufragio cuellarista. Con un 25% en salud, su administración ha sido señalada por el colapso del sistema hospitalario: escasez crónica de medicamentos oncológicos en el Hospital General de Tlaxcala, donde pacientes esperan hasta seis meses por quimioterapias, y un aumento del 30% en enfermedades infecciosas por la negligencia en programas de vacunación post-pandemia. En educación, el 19% de calificación refleja aulas hacinadas sin internet en el 60% de escuelas rurales, y un rezago educativo que deja a Tlaxcala en el lugar 30 de 32 entidades. ¿Motivos? Desvíos presupuestales millonarios hacia "proyectos prioritarios" como remodelaciones de oficinas gubernamentales, mientras maestros protestan por salarios estancados desde 2023.
Comparada con sus pares, Cuéllar es la cenicienta del ridículo: mientras gobernadores sobresalen, Tlaxcala se hunde en el fango de la ineficacia. El informe de Rubrum destaca que el 72% de los tlaxcaltecas considera su gestión "desastrosa o deficiente", con críticas recurrentes a la opacidad en el manejo de fondos federales –al menos 2,500 millones de pesos opacos en 2024, según auditorías preliminares– y a un estilo autoritario que ahoga la disidencia local. "Es una gobernadora que gobierna para su círculo, no para el pueblo", sentencia el análisis, eco de protestas que han bloqueado carreteras estatales en tres ocasiones este año.
Su 28% de aprobación no es un tropiezo; es una sentencia popular.


