• Seguridad
  • Adolfo Tenahua Ramos
Gerardo recuperó su troca y ahora, además de no tomar alcohol, prometió “llenarle el tanque” más seguido… no vaya a ser que la próxima vez ni los santos lo quieran ayudar.

Gerardo N.,  hombre de fe decidió ayer en Apizaco ir a la iglesia de Fátima para jurar “no tomar ni un traguito” en toda la temporada. 

Hasta ahí todo iba bien… hasta que dejó su Chevrolet pick-up ‘94 estacionada afuera del templo, muy confiado, como si los santos hicieran guardia de tránsito.

Después de cumplir su promesa, arrodillarse, persignarse y hasta echarle un “échame la mano, Virgencita”, sale muy orgulloso… pero ¡tómala!: su troca ya iba casi dando la vuelta hacia Santa Anita Huiloac con un caco al volante.

Gerardo N., gritó de inmediato pidiendo ayuda y lo de casi nunca, de pura casualidad pasaba una patrulla de Apizaco justo en ese momento, el quejoso relató lo sucedido y sin pensarlo, los polis se lanzaron a la persecución más corta de la historia.

Y es que no hubo persecución larga, ni patrullas chocando, ni adrenalina… porque al ratero se le acabó la gasolina.

Así, tal cual. La camioneta se quedó tirada a la altura del Cobat de Apizaco. Los policías nomás se bajaron, rodearon al caco, y lo detuvieron casi sin despeinarse. Ni sudaron. Ni corrieron. Ni aceleraron. La camioneta hizo el trabajo por ellos.

Gerardo recuperó su troca y ahora, además de no tomar alcohol, prometió “llenarle el tanque” más seguido… no vaya a ser que la próxima vez ni los santos lo quieran ayudar.

Tags: