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Mientras el país se prepara para cerrar el año, el estado de Tlaxcala se enfrenta a una realidad política desoladora.
Según el más reciente Ranking Nacional de Gobernadores de la consultora CRIPESO, publicado este mes de diciembre, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros no solo ha reprobado, sino que se ha hundido hasta el último lugar de la tabla, consolidándose como la mandataria con el peor desempeño en todo México.
Los números del fracaso. Con un raquítico 37.16% de aprobación, Cuéllar Cisneros ocupa la posición número 32 de 32 posibles.
El dato es demoledor: más del 62% de los tlaxcaltecas rechazan su gestión. Esta estrepitosa caída no es obra de la casualidad, sino el resultado de una crisis de gobernabilidad marcada por el aumento de la inseguridad, la opacidad en el manejo de recursos y una desconexión total con las demandas ciudadanas.
Mientras en Tlaxcala la administración parece estar en parálisis, el contraste con los estados punteros es ofensivo.
En el primer lugar nacional se ubica Manolo Jiménez Salinas, de Coahuila, con un sólido 64.95% de respaldo, seguido de cerca por Mauricio Kuri, de Querétaro, con un 64.46%.
¿Qué hacen ellos que Lorena Cuéllar ha decidido ignorar?
La encuesta de CRIPESO subraya que el éxito de los punteros radica en su capacidad para ofrecer estabilidad económica, resultados tangibles en seguridad y una gestión eficiente de los servicios públicos.
En Tlaxcala, por el contrario, la narrativa oficial se ha agotado en la propaganda, dejando un vacío que la ciudadanía ha cobrado con una desaprobación histórica.
Tlaxcala, nunca tan mal como ahora.
Porque también es una "loza" que hunde el futuro de 2027 del grupo político de Lorena Cuéllar.
La debacle de Lorena Cuéllar ya no solo le afecta a ella. Con el proceso electoral de 2027 asomándose en el horizonte, la figura de la gobernadora se ha convertido en una pesada loza de plomo que amenaza con hundir cualquier aspiración de cualquiera de sus "elegidos" para sucederla.
Hoy, cualquier aspirante a llegar a la grande del estado que ella patrocine —ya sea por herencia política o afinidad de grupo— carga con el estigma de una administración fallida.
No es secreto que el círculo cercano a la mandataria busca colocar a un "delfín" que sirva como "garantía" de impunidad; alguien que llegue con la instrucción precisa de no "sacudir el polvo debajo de la alfombra" y ocultar los posibles desfalcos y anomalías que han caracterizado este sexenio.
Sin embargo, los números de CRIPESO son claros: el pueblo de Tlaxcala parece haber despertado y la "luna de miel" de Lorena Cuéllar con el pueblo de Tlaxcala, que vivió muy al principio de su mandato, ella, rápidamente se encargo de pulverizarla.
La brecha de casi 30 puntos porcentuales entre Cuéllar y los gobernadores mejor evaluados de México es el testimonio de una gestión que se olvidó de gobernar para dedicarse a la política de autoconsumo.
Al cierre de 2025, Tlaxcala no tiene nada que celebrar en el ámbito político. La gobernadora está en el fondo, y con ella, el futuro de quienes pretenden sucederla bajo la sombra de la complicidad.


