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  • Adolfo Tenahua Ramos
El reportero fue interceptado por empleados de la carpintería del propio Covarrubias Martínez, quienes los golpearon, les robaron celulares y los amenazaron para impedir que registraran el accidente.

 Miguel Ángel Covarrubias Martínez volvió a demostrar que hace exactamente lo que su hijo tanto critica. El padre del exdiputado y exalcalde Miguel Ángel Covarrubias Cervantes protagonizó otro accidente vial y, lejos de asumir responsabilidades, agredió y amenazó a periodistas que intentaban documentar el hecho, evidenciando la prepotencia y el desprecio por la ley que para muchos lo hacen “intocable”.

El choque ocurrió en la carretera Tlaxcala–Texoloc, cuando la camioneta Chevrolet S10 negra conducida por Covarrubias Martínez impactó por alcance a un vehículo MG gris. Mientras las partes trataban de negociar la reparación de los daños, reporteros de un medio local acudieron a documentar la escena. Según testimonios, fueron interceptados por empleados de la carpintería del propio Covarrubias Martínez, quienes los golpearon, les robaron celulares y los amenazaron para impedir que registraran el accidente.

La situación exhibe un contraste evidente: mientras su hijo se dedica a grabar y denunciar injusticias de autoridades y funcionarios, su propio padre incurre en los mismos abusos, bloqueando la labor periodística y coartando la libertad de expresión, exactamente lo que su hijo critica en público.

No es la primera vez que Covarrubias Martínez genera caos en la vía pública. Hace menos de un mes estuvo involucrado en un accidente en el monumento a Tlahuicole, donde un motociclista resultó lesionado. Entonces, la defensa familiar alegó que “el vehículo se quedó sin frenos”, una explicación que la ciudadanía y testigos calificaron de insatisfactoria y protectora del apellido.

Vecinos y testigos afirman que ya le agarró gusto a manejar causando destrozos, sintiéndose intocable y protegido por su apellido, mientras su comportamiento contradice el discurso de justicia que su hijo promueve. La ironía es que  quien denuncia abusos ajenos en redes, tiene un padre que practica exactamente lo mismo en las calles.

Este episodio no es solo un accidente,  es un patrón de negligencia, abuso de poder y agresión contra la prensa, y una advertencia para quienes intenten documentar la verdad. 

En redes sociales los ciudadanos exigen que la ley se aplique para todos, sin importar el apellido. Ya es hora de que los Covarrubias respondan ante la justicia, y no solo en discursos de redes sociales.

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