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Un ex convicto, quien estuvo 10 años en el Reclusorio Norte por los delitos de violación, robo y lesiones, es el primer detenido que tiene la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y quien aceptó su participación en el multihomicidio de la colonia Narvarte, donde fueron asesinados brutalmente cuatro mujeres y el fotoperiodista Rubén Espinosa.
De acuerdo con una nota del periódico El Universal, la detención se hizo tras encontrar una huella dactilar al interior del departamento, la que una vez cotejada con la base de datos de la PGJDF se supo de los antecedentes de esta persona, quien informó que sus cómplices siguen en el Distrito Federal.
En conferencia de prensa, el procurador capitalino Rodolfo Ríos Garza dio a conocer que derivado de los peritajes se encontró una huella dactilar dispersa en varios puntos del departamento 401 de la calle Luz Saviñón, donde ocurrió la masacre; después de esto, agentes de la Policía de Investigación acudieron a un domicilio de la delegación Venustiano Carranza, muy cerca de la zona de Tepito, para detener al hombre. Las autoridades aseguran que están próximos a capturar a otro.
Debido a que ya alguna vez fue procesado, al momento de rendir su declaración preparatoria el imputado exigió a la autoridad que su nombre no se filtrara a los medios de comunicación o demandaría a la dependencia; también solicitó la intervención de la Comisión de Derechos Humanos del DF y un abogado.
La procuraduría capitalina tiene sólo 48 horas para determinar la situación jurídica del hombre, que según su archivo criminal tiene 42 años de edad y estuvo en el Reclusorio Norte. Su caso lo llevó el juzgado sexto, que lo encontró culpable y lo sentenció a nueve años y seis meses por los delitos de robo y violación; sin embargo, después de pagar su condena obtuvo la libertad en octubre de 2005.
La semana pasada fueron asesinadas cuatro mujeres, entre ellas una colombiana identificada primero como Nicole y el periodista Rubén Espinosa; sin embargo, las investigaciones indican que en realidad los asesinos iban tras la mujer de origen extranjero.
El procurador capitalino, Rodolfo Ríos Garza, reveló que gracias al intercambio de información con el Consulado de Colombia se logró acreditar la identidad de la víctima de esa nacionalidad, pero aún no se aclara a qué se dedicaba, lo cual, detalló, es parte de la investigación, por lo que se reservó a proporcionar más información.
Lamentan que investigación se centre en un robo
Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad Columbia y especialista en seguridad, cuestionó ayer que las autoridades capitalinas estén buscando en un robo o en una relación con grupos delictivos de Colombia el móvil del homicidio contra el fotoperiodista de la revista Proceso y la agencia Cuartoscuro, Rubén Espinosa Becerril, y cuatro mujeres, ocurrida el viernes pasado en la colonia Narvarte.
“Si en la ciudad de México se tuviera un procurador independiente y autónomo, su primera hipótesis de investigación hubiese sido un asesinato ligado a la corrupción política en Veracruz, pues las víctimas venían denunciando asedio y amenazas”, expresó el ex asesor de la Organización de Naciones Unidas según otra nota del diario La Jornada.
Entrevistado después de la firma de un convenio de colaboración entre el Instituto de Acceso a la Información Pública del Distrito Federal y el Instituto de Acción Ciudadana para la Justicia y la Democracia, Buscaglia aseguró que “dan pena” las primeras declaraciones del procurador capitalino y del Ministerio Público al dejar entrever que el móvil del crimen fue el robo o la relación con colombianos, porque “hablan de que en esta ciudad se tiene un sistema judicial paralizado y viciado por influencias políticas corruptas”.
Destacó que la mayor parte de los asesinatos de periodistas en México están “ligados a temas de corrupción política, que los mismos periodistas están o estaban investigando”.
–¿Considera que es una salida fácil buscar en el robo o en la relación con colombianos el móvil de ese asesinato?
–Creo que achacar culpas a los colombianos, al Papa o a los marcianos obedece más a un pacto de impunidad política, en el que todos se pisan la cola, incluyendo al gobernador (Javier) Duarte, al Presidente (Enrique Peña) y a los partidos. Nadie puede investigar a nadie porque cuando comienzan a investigar a un gobernador del PRI empiezan a salir actos de corrupción de los otros partidos y todo el mundo tiene miedo de investigar a un político de ese nivel.
Es decir, agregó el presidente del Instituto de Acción Ciudadana para la Justicia y la Democracia, “te están mostrando que existe un sistema judicial que responde a los intereses políticos de un pacto de impunidad y no a una investigación seria de Primer Mundo”.
Antes de hablar de robo o de colombianos, dijo Buscaglia, “el procurador o el fiscal tendrían que sustentar públicamente cómo ha prosperado la hipótesis de que hay vínculos entre esos homicidios y la corrupción política con el gobierno de Veracruz; que demuestren que no hay ningún vínculo de ese tipo y que han explorado esa línea de investigación y no han encontrado nada, en lugar de estar invocando colombianos o marcianos o cualquier otra cortina de humo mediática”.
Buscaglia sostuvo que en años recientes ha empeorado la inseguridad pública en la ciudad de México y ésta “ya no representa una área de seguridad comparada con la situación que prevalece en otros estados, y eso es preocupante porque están llegando al centro político del país”. El especialista se pronunció en favor de que “se adopten medidas urgentes antes de que se repitan escenarios como los de Ciudad Juárez, Tamaulipas o Veracruz”.
Protestan por el homicidio de fotoperiodista
La ejecución del fotoperiodista Rubén Espinosa y cuatro mujeres también produjo reacciones en el extranjero. En Buenos Aires, minutos antes de iniciarse el partido por la Copa Libertadores, fotógrafos de prensa se manifestaron en la cancha del Estadio Monumental.
Los fotógrafos se agruparon y portaron carteles con la leyenda “Basta de genocidio en México”, imagen que le dio la vuelta al mundo.
En Madrid, más de 500 personas se concentraron frente a la embajada de México en España para repudiar el asesinato de cinco jóvenes en la colonia Narvarte del Distrito Federal el pasado 31 de julio, entre quienes estaba el fotógrafo Rubén Espinosa.
Con gritos de “justicia”, los manifestantes depositaron margaritas blancas frente a la sede diplomática y colocaron fotografías de los jóvenes ejecutados con tiro de gracia para denunciar la “complicidad con el crimen organizado” tanto del gobierno de Veracruz, de Javier Duarte, como el de la República, de Enrique Peña Nieto.
“No me dejes sin ti, niña de azúcar” es el final del poema que Mirtha Luz Pérez escribió en recuerdo de su hija, Nadia Vera, una de los cinco jóvenes asesinados. No me dejes sin ti, niña de azúcar, se escuchó con fuerza y desesperanza mientras ciudadanos mexicanos y españoles colocaban fotografías de los cinco jóvenes o depositaban flores blancas.
Fue un homenaje a los jóvenes asesinados de sus compañeros de activismo y generación, en este caso del movimiento #Yosoy132Madrid, que advirtió sobre la urgencia de que se denuncien los atropellos y crímenes que sufre a diario la sociedad mexicana. Que levanten la voz para que “no nos desamparen” ante “el mal gobierno”.
Según otra nota del diario La Jornada, como parte del ritual que se repite desde que se perpetraron los crímenes masivos de Ayotzinapa y Tlatlaya, los mexicanos, la mayoría estudiantes, escribieron de puño y letra mensajes que expresan su impotencia y rabia: “No estamos solos. No podemos ser cómplices de tanta muerte, sangre y violencia del Estado”; “Estamos hartos. No más gobiernos asesinos”; “De uno en uno, de cinco en cinco, de 43 en 43, nos están asesinando…”
Así recordaron al fotoperiodista de la revista Proceso, Rubén Espinosa, y a Nadia Vera, Yesenia, Nicole y Alejandra, que, dijeron los manifestantes, “son nuevas heridas para México y estarán en el pase de lista con los 43 de Ayotzinapa, con los asesinados de Ostula y Tlatlaya, y la larga lista de desaparecidos y asesinados en México”.
Veracruz, dijeron, se convirtió en el estado más peligroso del país para ejercer el periodismo, con 15 asesinatos “bajo el gobierno de Javier Duarte, abierto admirador de Francisco Franco”.