- Política
Andrés Manuel López Obrador inicia hoy en Tlaxcala una gira más de contacto con la gente. No se trata de mítines electoreros. Es un imparable estado de ánimo que incluye a todos, hombres y mujeres, jóvenes, viejos, maestros, obreros, campesinos, mamás solteras, desempleados, empresarios.
Porque todos han sufrido alguna vez un atropello. Hay casos más graves que otros. Pero todos coinciden en estar hartos de la voracidad y corrupción de quienes están saqueando al país.
Ha comenzado esa esperada campaña destructiva contra Andrés Manuel.
Lo quieren volver a presentar como un peligro para México. Si un peligro es la defensa del patrimonio. Si un peligro es la defensa de la dignidad, pues qué bien que sea un peligro.
Pero, de El Vaticano a Washington, pasando por las grandes capitales europeas, quedó de manifiesto el liderazgo del tabasqueño que hoy regresa a cumplir una agenda comprometida con los tlaxcaltecas.
Es importante el momento en que llega, ahora mismo lo señalan de robar el tiempo en medios oficiales una vez que se ha convertido en el presidente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Le llaman robo a la oportunidad aprovechada por el Peje en los medios para llevar la verdad a más gente. Además de un peligro para México, hoy también es un ladrón del tiempo que siempre han considerado suyo los saqueadores del país.
A López Obrador lo acompaña la Promotora de la Soberanía Nacional (PSN), Senadora Martha Palafox Gutiérrez, cuya decisión para dejar atrás el desgarrador estancamiento de Tlaxcala, no tiene vuelta de hoja.
Encabeza la defensa del legítimo patrimonio de los tlaxcaltecas, a quienes históricamente se ha pretendido mantener en el sojuzgamiento. Unos cuantos se han encargado de ello. Y quieren seguir haciéndolo. Esos también han encendido una mecha de hartazgo.
Y también alimentan un estado de ánimo colectivo.
En reuniones con los jefes de las familias, con los más viejos y más sufridos, se da este diálogo basado en un profundo resentimiento ocasionado por la mezquindad sin límite de quienes ostentan la enorme mayoría de las propiedades, otrora de carácter social pero hoy inventariadas en el resurgimiento de las haciendas.
Hoy, como ayer, hay hacendados voraces, perversos y hasta violadores.
Saben muy bien que sus abusos no pueden seguir. Les preocupa que acabe el contexto de maldad e impunidad en el que todo lo pueden.
En eso consiste la incomodidad de quienes instalados en una zona de confort, se toman la molestia de incluir a Morena con un puntaje en encuestas que vaya de acuerdo con sus parciales estimaciones.
No advierten al Movimiento como un estado de ánimo colectivo.
Lo quieren seguir poniendo debajo de los votos verdes, o de los proyectos que intentan unir a los enemigos ideológicos históricos de la Derecha y de una versión demasiado manoseada de Izquierda.