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- No hay empleos formales, los salarios se degradan, los precios suben, la inflación persiste, la pobreza crece, el hambre prevalece.
México, D. F. 30 de septiembre de 2013.- “Quienes hace tres décadas concibieron orientar y someter la rectoría del Estado en favor de los intereses monopólicos y oligopólicos globalizadores, a través del Consenso de Washington1, sabían a ciencia cierta que dicha estrategia concentraría los beneficios y generaría severas desigualdades e inequidades socioeconómicas, tanto entre países como entre clases sociales, de manera que diseñaron una política y un sistema asistencial supuestamente para combatir la pobreza pero en realidad para evitar que la inconformidad política se desbordara”.
“En México se denominó inicialmente Pronasol, luego Progresa y después Oportunidades. En todo caso, cada gobierno modificó un programa u otro; una forma de operar u otra, sin que ninguno caso cambiara la sustancia”.
“Más aún en el contexto de una cultura corporativista y de partido hegemónico autoritario, pronto se descubrió que dicha política asistencialista podía ser utilizada con fines políticos y electorales, además de ser un instrumento ideal para la opacidad y la corrupción, alternancia democrática más o menos”.
“Las cosas llegaron a tal grado que actualmente existen 273 programas federales y 2 315 estatales y municipales, con un caos generalizado de la administración pública, los recursos presupuestales y los beneficiarios, muchos de los cuales ni siquiera son pobres. En esos 30 años se han invertido miles y miles de millones de pesos y los resultados han sido nulos, toda vez que la actual proporción de pobres es exactamente igual a la de hace tres décadas”.
“Veámoslo así: el Gran Padre degrada a ciencia y conciencia las condiciones existenciales de la familia y, luego, la retribuye con limosnas, mediando un cinismo que además exige agradecimientos y lealtades. Ya se dijo desde el Pronasol: se crean pobres con la derecha y los maicean con la izquierda”.
“Esa política sistémica se denomina actualmente Cruzada Nacional Contra el Hambre y no significa cambio sustancial alguno respecto de sus antecesores, salvo que, otra vez, se modificará una programa por otro y una forma de operar por otra, de nueva cuenta con presupuestos precarios para solventar realmente las necesidades de los pobres, pero cuantiosamente dilapidadores considerando sus nulos resultados. La idea es contener la rebelión social y política; a la vez que corporativizar y utilizar política y electoralmente a los beneficiarios”.
“Ello es así, por la simple razón de que la política macroeconómica continúa orientada, solo que a una mayor escala, hacia la concentración de la riqueza y a la generación de la inequidad y la desigualdad socioeconómica. No hay empleos formales, los salarios se degradan, los precios suben, la inflación persiste, la pobreza crece, el hambre prevalece...Y en realidad, la Cruzada Nacional Contra el Hambre no existe, sólo es otra denominación que igual puede llamarse Pronasol, Progresa u Oportunidades, para dar atole con el dedo a los pobres”.
“Por esa razón no vale la pena desgastar el intelecto y el tiempo en tratar de desentrañar (diagnosticar y evaluar) algo que desde el principio se sabe que es lo mismo que era ayer. Sería equívoco prestar más atención de la debida a una política asistencial que lo único que merece es el descrédito, más aún cuando sus operadores están ávidos y concentrados en atraer los reflectores, así se hable mal de su gestión, pues no hay nada peor que ser ignorado”.
“Más bien se trata de invertir el esfuerzo en construir las condiciones y acumular voluntades para impulsar una alternativa distinta, cimentada en un Estado que rija el destino del país privilegiando una economía con sentido social y solidario”.