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En dos horas y media, la Policía Federal recuperó ayer el control del Centro Histórico, tomado desde el 20 de agosto por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Previamente, los maestros recibieron un ultimátum hecho por representantes de los gobiernos federal, capitalino y oaxaqueño, para desocupar el Zócalo del DF que vencía a las 16:00 horas.
Cumplido el plazo, 3 mil efectivos de la PF ingresaron por las calles de Moneda, 5 de Mayo, Brasil y Francisco I. Madero para hacer una pinza y doblegar a pequeños grupos de profesores que habían montado barricadas para intentar impedir el paso de los uniformados.
En el despliegue, los policías fueron apoyados por tres tanquetas lanza agua.
En su avance, los agentes desbarataron las casas de campaña y los hules tendidos que habían servido a los mentores para guarecerse en el plantón.
La toma policiaca del Zócalo tomó 15 minutos. Una tanqueta lanzaagua fue colocada al lado del asta bandera.
José Luis Solís, conocido como el Comandante Espartaco, encabezó la operación en las calles.
Cuando recibió un reporte de que la cantidad de manifestantes era de mil 200, esbozó una sonrisa: "En Guerrero eran más y los quitamos", en referencia al desalojo que él encabezó en abril pasado en la autopista del Sol.
En el desplazamiento de las fuerzas policiacas hubo escaramuzas con manifestantes y algunos jóvenes "anarkos" que exhibían mayor agresividad.
Un grupo de maestros que se había replegado sobre la calle 20 de Noviembre, ante la inminencia del desalojo, fue empujado por las fuerzas policiacas hacia la calle de Izazaga.
"Vámonos, vámonos, sin provocaciones, sin agredir", gritaban los maestros de la Sección 22 de Oaxaca, mientras otros jóvenes lanzaban palos, tubos, piedras, trozos de adoquines levantados a cincelazos, petardos y bombas molotov.
Quince policías resultaron heridos, dos de ellos por fuego de las bombas caseras y, según la Cruz Roja, 29 personas fueron lesionadas, dos de ellas requirieron hospitalización. Conforme a cifras oficiales hubo 29 detenidos, ninguno de los cuales, según el titular de Seguridad, Manuel Mondragón, es maestro.
El enfrentamiento más severo y prolongado ocurrió a lo largo de Izazaga hasta el Eje Central donde la PF fue empujando a rijosos con disparos de chorros de agua de las tanquetas, también –según manifestantes– con balas de goma y gases lacrimógenos.
Los cohetones detonaban a los pies de policías, los tubazos eran resistidos por los uniformados con sus escudos donde también estrellaban las pedradas.
En otra zona, Venustiano Carranza y el Eje Central, Francisco Bravo, líder de la Sección 9, Juan José Ortega, dirigente de maestros michoacanos y Rubén Núñez, de la Sección 22 de Oaxaca, permanecieron al menos una hora atrapados por un cerco policial que los retuvo junto a media centena de personas aprisionada contra cortinas de comercios.
Los policías fueron liberando a los retenidos pidiendo credencial de maestros como salvoconducto.
A los tres líderes los sacaron en una camioneta de la PF rumbo a la Secretaría de Gobernación para sostener una reunión con el subsecretario Luis Miranda.
Con información de Benito Jiménez, Rolando Herrera, Diana Baptista y Mirtha Hernández
Justifican desalojo y alistan Grito
El Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, afirmó que el operativo de desalojo del Zócalo fue profesional, apegado a protocolos de derechos humanos y se hizo para garantizar el disfrute ciudadano de los festejos patrios.
"El reclamo en las calles de una minoría no puede cubrir las ausencias de la razón", indicó.
El Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, expresó que gracias a la participación de todas las autoridades se evitaron "consecuencias mayores".
El diálogo prohijado por el DF permitió que los maestros abandonaran el Zócalo, afirmó.
Trabajadores del Gobierno del DF limpiaron el Zócalo, recogieron 81 toneladas de basura y lo dejaron listo para la ceremonia del Grito de mañana y el desfile militar del lunes.