- Apizaco
Apizaco, Tlax.- Con notable asistencia se llevó a cabo en el municipio rielero el IX Festival de la Paella y el Vino, que ya se ha convertido en una tradición que recaba fondos para ayudar a la Cruz Roja.
Desde el mediodía de este viernes, los paelleros llegaron muy puntuales para encender sus fogatas de leña seca, el piso es parejo para todos y ganará quien logre la fila más larga a la hora de probar las paellas.
Una interminable cortina de humo, con olor a leña, impregna el ambiente a medida que se aplica el aceite de olivo, los vegetales, los productos del mar y la tierra, solo la imaginación es el límite.
Cabe destacar que cada paellero que quiera participar, debe de comprar por cuenta propia los ingredientes, de ahí que hay paellas pequeñas pero muy bien elaboradas, ni se diga las de los expertos.
En un clima de convivencia familiar, al que asistieron empresarios, políticos, funcionarios y de la sociedad en su conjunto escucharon al presidente de la delegación Apizaco de la benemérita institución, Rosendo Ramírez Hernández
Agradeció la asistencia de los presentes, porque con su donativo ayuda a la Cruz Roja, para poder seguir operando, además de que con esta aportación se muestra la gratitud y solidaridad con una institución de auxilio que no distingue posición social.
Reconoció que gracias a la labor altruista de los delegados municipales, estatales, a los benefactores que hicieron posible la construcción de un moderno edificio para la delegación municipal, donde ahora se atiende dignamente a quien los necesita.
Informó que gracias a la colaboración del gobierno del Estado, de las fundaciones Río Arronte, T.V. Azteca y Nacional Monte de Piedad y la colaboración ciudadana, este viernes se estrenó una nueva ambulancia.
Reconoció la labor del cuerpo de socorristas que trabaja los 365 días del año, las 24 horas para estar atentos y brindar auxilio a quien lo necesite, sin importar poner en riesgo su propia vida.
Porque lo más importante es salvar la vida a quien tuvo la desdicha de sufrir algún accidente o alguna enfermedad, además de que a través de la Cruz Roja, se enviaron 32 toneladas de ayuda para los damnificados de Guerrero, Hidalgo, Puebla y Veracruz.
Ya era la hora de “destapar” las paellas, estaba en su punto, el arroz perfectamente guisado, los elementos del mar y la tierra en su punto, lo mismo que los vegetales, la fila más larga para degustar la paella fue como siempre la de Memo Castillo.
Pero sin dejar de reconocer el esfuerzo y la calidad de las demás paellas que fueron elaboradas con mucho esmero al igual que por instituciones educativas, familias, empresarios y comerciantes, quienes lograron el objetivo de satisfacer a sus comensales.