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Tetlanohcan, Tlax.- Tres o cuatro grupos de talamontes originarios de Tetlanohcan, Tlaxcala, se dedican a talar árboles de la zona boscosa del Parque Nacional La Malinche sin que ninguna autoridad actúe, a pesar de que están perfectamente identificados.
Por las mañanas suben al bosque para marcar los árboles y por las noches los cortan para bajarlos en troncos.
Así lo denunció un docente del Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario, quien durante la inauguración de la Semana Nacional de Divulgación de la Cultura Forestal, encaró a la gerente de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Gisela Lucero Zepeda, a quien exigió que intervenga para que sea el Ejército mexicano el que custodie el bosque clasificado como Área Natural Protegida (ANP).
"La madera es como la mafia, que las autoridades lo saben pero no quieren actuar por miedo o están coludidos", aseveró el educador, quien pidió reservar su identidad.
La funcionaria se limitó a responder que no es su facultad como titular de la Conafor en Tlaxcala, el proteger la zona boscosa de los talamontes, sino que le corresponde a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), y pidió al denunciante su número de teléfono para dar parte de la queja.
Más tarde en entrevista, el docente sostuvo que las autoridades saben de la operación de talamontes pero no quieren actuar.
"Urge que el Ejército entre a La Malinche para poner orden, aquí hay como tres o cuatro gentes que se dedican a talar los árboles y ellos lo saben, o están coludidos o no quieren hacerlo", apuntó.
Remarcó que como ciudadano, ha reportado en diferentes ocasiones la problemática de tala en la zona, sin que nadie haga nada bajo el argumento de que es la Profepa la que debe actuar, pero no hay coordinación entre las dependencias.
"Aquí nada más pura cuestión de grilla, de nada sirve tanto relajo, que hacen tanta faramalla pero no actúan en lo real, y eso se ve en todos lados", aseguró.
Después en entrevista, Lucero Zepeda sostuvo que en el territorio tlaxcalteca, los bosques pierden cada año unas 300 hectáreas de su cubierta arbórea como consecuencia de la tala de árboles, incendios forestales y cambio de uso de suelo.