- Tlaxcala
El ex presidente Carlos Salinas de Gortari vino a Tlaxcala y faltó a su famoso llamado: “no se hagan bolas”. Se dejó ver con el gobernador Mariano González Zarur, quien según versión de testigos presenciales le hablaba desesperado, “como queriendo obtener de él un favor especial”.
Salinas vino a su querido Tetla, a invitación de Mariano. De lo más destacable –según fuentes confiables- fue la reunión sostenida con el mandatario y su hijo, Mariano.
Es una especie de última esperanza de los González, Zarur y Aguirre, para poder ganar al CEN del PRI y la decisión que prácticamente está tomada.
Su comportamiento era –según testigos- la desesperada petición de fungir como una especie de padrino suyo, que les pudiera hacer el milagro de influir sobre la decisión tomada en Insurgentes, con licencia de Los Pinos.
“Es que debe ser Ricardo” (alcanzaron a escuchar a un insistente Mariano).
Mientras, el de Agualeguas asentía con la cabeza y su habitual rape, no en señal de aceptación sino a modo que su interlocutor siguiera expresándole sus ideas, sus planes, sus proyectos.
Mariano se refería a Ricardo García Portilla, el diputado federal por el tercer distrito, que con una escasa presencia en encuestas llegó a suplir al también diputado, pero local, Marco Antonio Mena Rodríguez, aún con un peor nivel de preferencias entre la membresía tricolor.
A los dos Marianos, comentan nuestros contactos, se les veía entre entusiasmados y pensativos, como aquella persona que se juega su última carta para conseguir algún propósito.
Y si Salinas no los llamó a no hacerse bolas, fue seguramente porque sus anfitriones echaron la casa por la ventana, en regalos y atenciones para conseguir la presencia del ex mandatario y, quien quita, salirse con la suya con aquello de su urgido apadrinamiento.
Fuentes del PRI aseguran que en el transcurso de hoy miércoles 30 de diciembre, los miembros del Consejo Político Estatal, se reunirían para deliberar respecto a quién deba ser el o la candidata de su partido al gobierno de Tlaxcala.