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La senadora panista Adriana Dávila Fernández hizo el ridículo en la máxima tribuna del país, luego de haber tratado de sorprender a los “calderonistas” y acordar con el presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya para que le fuera otorgada la presidencia de la Mesa Directiva del Senado por medio año, traición al grupo de Felipe Calderón que no rindió frutos y sólo la exhibió con quien la hizo figura política en Tlaxcala.
La sesión en el Senado se alargó y Adriana Dávila cabildeaba con los priístas tras haber acordado con Ricardo Anaya y haber dejado a los “calderonistas”, quienes no permitieron el arribo de la apizaquense y le dieron un duro golpe para frustrar sus aspiraciones y poner como presidente a Ernesto Cordero.
La desesperación de la dos veces ex candidata al gobierno de Tlaxcala, la llevó al grado de hacerse de palabras con senadoras del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con quienes incluso estuvo a punto de liarse a golpes por el inminente apoyo del tricolor a su compañero de bancada Ernesto Cordero.
Y es que el acuerdo en el Senado fue que la presidencia recaería en el albiazul, sin embargo, fue al interior de esta fracción que no se alcanzaron los consensos, ya que por un lado la propuesta de los “calderonistas” fue Ernesto Cordero y por parte de los “anayistas” querían a Adriana Dávila, no obstante, el grupo de Calderón alcanzó acuerdos con el PRI y eso evitó la llegada de la apizaquense quien en sus conocidas rabietas arremetió en contra de todos.
El argumento del fracaso de Adriana Dávila es que estaban emprendiendo en contra de ella violencia de género, por lo que una vez más la panista quedó en el camino y dio la espalda al grupo del ex presidente de la República, lo que a la postre le podría costar en sus aspiraciones a volver a ser diputada federal por la vía plurinominal.